Y vi a otro ángel volar por la mitad del cielo, portando los cánticos del día y de la
noche y vi pronunciar a todos los que moran en la tierra el Evangelio perfecto, a
ellos que han ascendido del abismo del fango y permanecen desnudos y
bañados por la lluvia delante del trono.
Y el ángel clamó: Temed a Dios y dadle gloria a El, pues la hora del juicio ha
llegado; y adoradle que El ha hecho el cielo y la tierra y el mar y las fuentes de
aguas.
Y vi abrirse los cielos y observé un caballo blanco y el que lo montaba era
llamado Fiel y Verdadero y con justicia El juzgaba. Sus ojos eran como una
llama de fuego y sobre Su cabeza había muchas coronas y estaba envuelto en
una luz resplandeciente y Sus pies estaban desnudos. Y Su nombre era la
Palabra de Dios. Y la Hermandad Santa Le siguió en caballos blancos, vestidos
en lino fino, blanco y puro y ellos entraban al Edén infinito, en cuya mitad está el
Arbol de la Vida.
Y la multitud desnuda, bañada por la lluvia, cruzó al frente de ellos, temblando,
para recibir su juicio.
Pues sus errores eran muchos y habían deshonrado a la Tierra. Pues habían
destruido las criaturas del mar y de la tierra, envenenado el campo, contaminado
el aire y quemado viva la Madre que les dio a luz.
Pero no vi que pasó con ellos, pues mi visión cambió y vi un cielo nuevo y una
tierr