ELEVANGELIO DE LOS ESENIOS | Page 147

todopoderoso, el que era, el que es y el que ha de venir, tu eres digno, oh Señor, de recibir la gloria, el honor y el poder; pues Tu has creado todas las cosas. Y luego vi a la diestra del que estaba sentado en el trono, cuyo rostro estaba oculto, un libro escrito por dentro y por fuera, sellado con siete sellos. Y vi a un ángel pregonando con voz fuerte: ¿Quién es digno de abrir el libro y de quitar los sellos de él? Y ningún ser en el cielo, ni en la Tierra, ni debajo de la tierra, fue capaz de abrir el libro, ni aún de mirar encima de él. Y me afligí porque el libro no podía ser abierto, ni yo era capaz de leer lo que había escrito. Y uno de los ancianos me dijo: No te aflijas, extiende tu mano y toma el libro, si, precisamente el libro con los siete sellos y ábrelo, pues fue escrito para ti, quien eres a la vez el más bajo de los bajos y el más alto de los altos. Y extendí mis manos y toqué el libro. Y he aquí que la tapa se levantó y mis manos palparon las páginas doradas y mis ojos contemplaron el misterio de los siete sellos. Y observé y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono. Y el número era diez mil veces diez mil y miles de miles, diciendo: Toda la gloria y la sabiduría y la fortaleza y el poder siempre y por siempre a El quien revelará los misterios de misterios. Y vi las nubes de luz dorada que giraban extendiéndose como un puente de fuego entre mis manos y las manos de los trece ancianos y los pies del que estaba sentado en el trono, cuyo rostro estaba oculto. Y quité el primer sello y vi y observé al Angel del Aire. Y de Sus labios fluía el aliento de vida. Y El se inclinó sobre la Tierra y le dio al hombre los vientos de la sabiduría. Y el hombre respiró; y cuando exhaló, el espacio se oscureció y los aromas se volvieron hediondos y fétidos y nubes de maldad aparecieron sobre la Tierra. Y giré mis rostro con vergüenza. Y quité el segundo sello y vi y observé al Angel del Agua. Y de Sus labios fluía el agua de la vida. Y El se arrodilló sobre la Tierra y le dio al hombre un océano de Amor. Y el hombre entró a las aguas claras y relucientes. Y cuando tocó el agua, las corrientes claras se opacaron y las aguas de cristal se volvieron turbias y con lama. Y los peces agonizaban en la oscuridad inmunda y todas las criaturas murieron de sed. Y giré mi rostro con vergüenza. Y quité el tercer sello y vi y observé al Angel del Sol y de Sus labios fluía la Luz de la Vida y El se inclinó sobre la Tierra y le dio al hombre el fuego del poder. Y 147