ELEVANGELIO DE LOS ESENIOS | Page 118

comandar y servir a los ángeles continuamente, de período en período, en las etapas del día y en su orden fijo, con la llegada de la Luz desde su fuente y en el tornar de la noche y la ida de la luz, en la ida de las tinieblas y en el llegar del día, continuamente, en todas las generaciones del tiempo. La verdad es nacida de la Fuente de Luz, la falsedad del pozo de las tinieblas. El dominio de todos los Hijos de la Verdad está en la manos de los ángeles de la Luz de modo que ellos pueden caminar por los senderos de la Luz. Bendiciones sobre todos los Hijos de la Luz que han hecho su suerte con la Ley, para que caminen con certeza en todas direcciones. La Ley puede bendecirlos con todo lo bueno y protegerlos de todo lo malo, e iluminar sus corazones con percepción en las cosas de la vida y privilegiarles con el conocimiento de las cosas eternas. Y la luna creciente de la Paz descendió sobre la montaña y briznas de luz relucieron sobre las aguas del río. Y los Hijos de la Luz se arrodillaron en reverencia y acción de gracias por las palabras de Jesús, como El se los enseñó en las formas antiguas de sus padres, aún como a Enoch le fue enseñado desde antaño. Y Jesús dijo: La Ley fue implantada para recompensar a los Hijos de la Luz con curación y paz abundante, con larga vida, con semilla fértil de bendiciones perdurables, con regocijo eterno en inmortalidad de Luz eterna. Con el llegar del día, abrazo a mi Madre, con el llegar de la noche me uno a mi Padre y con la ida de la noche y la mañana respiraré Su Ley y no interrumpiré estas comuniones hasta el fin del tiempo. EL DON DE LA VIDA EN EL HUMILDE PASTO. Esto fue en el mes de Thebet, cuando la tierra fue cubierta con retoños de pasto joven, después de las lluvias, y la cubierta de verde esmeralda era delicada como el fino plumón de un pollito. Y esto ocurrió en una brillante mañana llena de sol; Jesús reunió los nuevos hermanos del círculo de los Elegidos alrededor de El, para que ellos pudieran escuchar con sus oídos y entender con sus corazones las enseñanzas de sus padres, incluso como le fue enseñado a Enoch desde antaño. Y Jesús se sentó bajo un nudoso y antiguo árbol, sosteniendo en sus manos una pequeña olla de barro y en la olla creciendo un pasto tierno de trigo, la más perfecta hierba entre todas las semillas productivas. Y el pasto tierno de la olla 118