Porque los árboles son nuestros hermanos y como hermanos debemos
cuidarnos y amarnos mutuamente.
LAS ESTRELLAS.
Las estrellas blancas y brillantes que se ven de lejos.
Los rayos penetrantes que vienen de las estrellas lejanas,
nos traen influencias saludables. Los rayos luminosos
y el brillo y la gloria de las estrellas, todos ellos,
oh Padre Celestial, son los que pregonan Tu alabanza.
El Padre Celestial colocó Su poderío sobre la faz de los cielos y he aquí, que El
dejó un río de estrellas en Su noche.
Invocamos a las estrellas brillantes y gloriosas que hacen desvanecer todos los
temores y dan salud y vida a todas las creaciones. Invocamos a las estrellas
brillantes y gloriosas, a las que el Padre Celestial ha dado miles de sentidos, a
las estrellas gloriosas que tienen dentro de si mismas la simiente de Vida y
Agua.
A las estrellas brillantes y gloriosas les ofrecemos una invocación; con
Sabiduría, Poder y amor y con Rectitud de palabra y acción, le ofrecemos un
sacrificio a las estrellas brillantes y gloriosas que vuelan por el Mar celestial, tan
rápidas como una flecha lanzada hacia el espacio celeste.
Invocamos a las estrellas brillantes y gloriosas, que siempre están llenas de
hermosura, esparciendo alivio y alegría, mientras se comunican interiormente
consigo mismas.
Las obras sagradas de la creación, las estrellas, los soles y la aurora de
múltiples colores, que nos trae la Luz de los días, todos estos, en su Orden
celestial, son los pregoneros de tu alabanza, oh gran Dador de vida, oh Ley
Santa.
Invocamos al Señor de las estrellas, al ángel de la Luz, quien siempre está
alerta y quien toma posesión de la Ley hermosa que siempre está en expansión
y lo hace grandiosamente y con Poder; que es veloz entre los veloces, benévolo
entre los benevolentes, fuerte entre los fuertes, el que da la prosperidad, el que
da la soberanía, el que da la alegría y la felicidad.
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