Capítulo III
Domingo, 22 de octubre.
Mientras María estaba en el hospital con su hijo y
el doctor Florencio, recibió una llamada de la vicedi-
rectora del colegio de su marido.
-¡Hola María! ¿Cómo estás?
-Bien, muchas gracias.
-Siento por tu familia. Alberto fue muy buena
persona. Llamé para decir que tú eres la nueva direc-
tora de nuestro colegio.
-¡Muchísimas gracias!
-Bueno, no quiero molestarte, si haya algún even-
to, te llamo.
La llamada finalizó y María empezó a hablar con
el doctor Florencio.
-¿Cuándo le podré llevar a nuestra casa?
-Cuando el bebé se mejore y el tema del asesinato
se acabe. Hay mucho peligro en la zona de tu casa.
Acaso, en las noticias dijeron que atraparon a uno de
los asesinos y entendieron la causa.
-Sí, vi con mis propios ojos como le estaba arres-
tando el oficial Fuentes.
Mientras, Carlos estaba rompiendo la ventana de
la casa de María para robar todas las estatuas
Swarovski. Se dio cuenta de que venían los oficiales
Fuentes y Gutiérrez y se escondió rápidamente en el
horno con su bolsa.