El último grito El último grito | Page 5

-Quédese aquí, no se mueva. El oficial Fuentes los buscó por todos lados y en- contró a Pablo en un armario. Él tenía una máscara de tigre puesta, por eso no le pudo ver la cara. Los dos apuntaron sus armas y otro asesino apareció de- trás a cinco metros del oficial Fuentes y disparó. El oficial Fuentes se agachó directamente y le bala se metió en el hombro derecho de Pablo. Carlos tam- bién tenía una máscara puesta, pero de conejo. Pablo no murió, pero se cayó al suelo sin tener tanta fuerza para disparar. Carlos quiso disparar de vuelta pero no tenía balas y decidió escaparse por la ventana. El oficial Fuentes no le pudo disparar porque se escapó rápido. Pablo fue arrestado y le llevaron a la estación de policía. Antes de salir, el oficial Fuentes dijo. -No se preocupe, encontré a uno de los asesinos. Son dos. ¿Qué va a hacer ahora? -Voy a llevar comida a mi hijo. -¿Sobrevivieron? -Solamente mi hijo menor, Marcos. -Yo le llevo. ¿A dónde? -Al hospital Fernández, muchas gracias. ¿Y el asesino? -Él estará en la jaula. Nadie habló en el auto y de repente Pablo habló. -Che, me parece que son una buena pareja. -¡Cállate imbécil!—gritó el oficial Fuentes.