El Uru Revista Nº 40 | Page 26

Buenos Aires, quien compró las tierras, al gobierno de la república en 1833 para instalar un saladero, cosa que fue decisiva en el desarrollo económico de la zona ya que otros vecinos también comenzaron a explotar tierras en ese paraje, antes casi desierto. Se cree que dicho saladero es- tuvo emplazado en un viejo fortín español, en el cruce de las actuales calles Ellauri y Tabaré, que en sus últimos tiempos sirvió como estación del tranvía del Este. Solo en 1872, Punta Carretas se incorpora al nomenclátor cotidiano y familiar de los montevideanos. Quizá haya influido en la actual denominación el recuerdo del trán- sito rechinante de lentas carretas que visitaban el saladero de Tort, en aquellas soledades. Matías Tort integró; junto a varias personalidades la “Sociedad de Agricultura”, creada para perfeccionar los métodos de cultivo del país. También participó de la Cámara de Representantes, siendo legislador por Cerro Largo, Mon- tevideo, y Colonia, en distintos periodos. Hacia 1874 Don Luis De La Torre cultivaba uvas en su quinta de Punta Carretas y tie- ne la idea de crear la Asociación Rural del Uruguay, de cuya Comisión Directiva fue su Presidente. La Punta Brava, con su bravura, seguía acechando a las embarcaciones y se hacía necesario indicar a los marinos y nave- gantes de sus peligros. Por ley del 13 de julio de 1875, el Gobierno dispone erigir un faro en Punta Carretas, que los vecinos bautizaron con el nombre de “La Farola”. La licitación fue ganada por la firma Costa y Compañía, que luego de realizada la obra explotaría los servicios, recibiendo un pago mensual de $300.- El Faro tiene 21 metros de altura y un alcance lumínico de 15 millas, cumpliendo una función funda- mental para la navegación en la zona. Antigua foto del Faro de Punta Carretas Pag 26