El Uru Revista nº 39 | Page 9

siendo la delicia de los bailarines, pero hay otras versiones cantadas o instrumentadas muy bue- nas. Aquí y en todo el mundo, en donde haya un recital de tango, la sola enunciación del nombre La Cumparsita, ya produce una expectativa de obra que es apreciada más allá de fronteras de cualquier índole. “Creo que nunca pude hacer otro tango igual, más adelante compuse otros tangos y otras músi- cas, algunas quizás mejores, pero La Cumparsita encierra un mundo de ilusiones y de tristezas, de sueños y nostalgias, que solo se viven a los veinte años. Fue un momento mágico y mágico, también, fue su destino. Horacio Ferrer ha dicho, que tal vez no sea el mejor de los tangos, pero si es el más magné- tico y ese magnetismo ha sembrado entre los in- térpretes una eventualidad virtualmente infinita. Las características del tango ha provocado entre orquestadores y arregladores, siempre la posibi- lidad inacabada de hacer una versión propia de La Cumparsita. Piazzola ha realizado cuatro, una en Estados Unidos, otra con su orquesta típica y dos con su orquesta de cuerdas, Troilo hizo una versión realmente monumental con orquestación de Astor Piazzola y un solo de bandoneón final que es realmente notable, Darienzo hizo una versión que fue y sigue Existen muchas versiones sobre la fecha que en realidad se escribió el tango y también mu- chos músicos que se arroban el derecho a decir que fueron ellos los que plasmaron el tango sobre el pentagrama. Muchos misterios que a cien años de vida aún no se develaron, pero el tango sigue tan vital como en el momento de su creación. La Cumparsita es un tango, siempre lo fue y nació como tal, nunca fue una marchita como alguna vez dijo el historiador Francisco García Gimé- nez. Aunque no era su tango preferido, ya que, él siempre prefirió a “Che Papusa Oí”. Gerardo Matos Rodríguez siempre dijo que él quiso com- poner un tango bien negrero, que es una especie de tango medio mezclado con milonga. Cien años del tango, cien años de historia, de idas y venidas, de discusiones y pleitos, algunos aclarados otros no. Cien años de misterios que le dieron fama y trascendencia a un joven estudian- te de arquitectura montevideano, que con su bo- hemia, también, hizo famoso a un tango que nos enorgullece, a todos los uruguayos y que segura- mente dentro de los próximos cien años seguirá con sus misterios, pero seguramente las nuevas generaciones de músicos, también querrán tener su propia versión más moderna y embellecida, soñando con creer que la suya será la mejor. Al tango de los tangos, “La Cumparsita,” ¡Salú!, porque como dijo Celedonio Flores, “Este tango habla por mi” ... y por todos los uruguayos. Pag 9