EL TINTERO DE ORO MAGAZINE Nº 4 EL TINTERO DE ORO MAGAZINE Nº 4 | Page 85
LUCAS KURT
ABRIÓ SUS OJOS y se encontró con más de
diez pares de pupilas que la examinaban. Todas
pertenecían a caras conocidas, todas de amigos
o familiares que la querían. Habían llegado des-
de varios puntos de la ciudad, en cuatro o cinco
autos, y la observaban desde arriba, encorván-
dose un poco sobre su cama.
Estaba triste, con ganas de llorar. Aunque
intentaba evitarlo, para no preocupar a sus visi-
tantes, sus ojos demostraban cansancio y la in-
clinación de sus labios, dolor. Ese dolor que
desde hacía tanto tiempo la venía acompañando
y la obligaba a calcular fríamente sus movi-
mientos y evitar algunas comidas. Ese dolor que
hasta parecía cómodo dentro suyo. Tanto, que
no creía que vaya a irse nunca de allí.
85