EL TINTERO DE ORO MAGAZINE Nº 4 EL TINTERO DE ORO MAGAZINE Nº 4 | Page 21

ULISES CASTELLANO EL EL ESPADACHÍN ESPADACHÍN EL COMBATE COMENZÓ. Agarré mi espada con fuerza y, en cuanto sentí el contacto frío con la empuñadura, los nervios huyeron despa- voridos. —¡En garde! —grité movido por la adrenalina. Vivía la como si toda mi existencia fuera a depender de ella. Desde que era un chaval, no hubo una tarde en la que no hubiera desenfun- dado la espada. Practicaba solo: con los pelu- ches de mi habitación, entrenando técnicas al aire...; y, en el gimnasio, con mi equipo, no había quien me ganara. Todos mis compañeros temían el momento en el que les tocara combatir con- migo. Muchos de ellos detestaban enfrentarse a mí porque su ego no les permitía perder contra un tío flaco y bajito. Francamente, no soy de las personas que impone mucho a primera vista. 21