El sueño de una sombra PREVIA | Page 15

El sueño de una sombra 15
pronto como me perdía de vista , yo volvía a hacer lo mismo . Creo que también tenían miedo de que estropease el cuadro que pretendía pintar ya que , según entendí , era un cuadro muy valioso que queríamos vender . De hecho , un día vino un señor a llevarse el cuadro y ahí fue cuando escuché por primera vez que Papá Eliseo se llamaba Meifrén de apellido .
No me gustó nada que se llevaran el cuadro que a menudo admiraba , tumbada en un sofá de color beis que estaba casi en frente de ese lienzo .
« Nena , no pongas los zapatos encima del tresillo isabelino », me reñían , pero yo no hacía caso y seguía admirando ese enorme paisaje gris de un pueblo reflejado en el mar , en el que destacaba una iglesia enorme y un cielo con nubarrones . Percibía la soledad de ese remoto lugar como propia , aunque entonces era una niña con dos largas trenzas a cada lado de mi larguirucha cara , de ojos negros rasgados , que sentía que había caído en algún lugar entre gente que amaba y gente que temía . Solo los viejos de la casa eran mis amigos , pues mi madre se encontraba sumida en una gran depresión y mi padre era prácticamente un desconocido que nos visitaba una vez al año durante cuatro días .
Fue durante la época que vivimos en la calle Balmes cuando mi madre , Sibila , intentó suicidarse cortándose las venas una noche . Yo apenas recuerdo ese episodio , salvo la reminiscencia de los gritos aterradores en casa y mis abuelos y tías corriendo de un lado a otro . El médico , que era amigo de la familia , llegó justo a tiempo para salvarle la vida .
Con esta situación creada , yo nunca tuve paz de pequeña y vivía con la intranquilidad que me producían las ocasionales conversaciones en voz baja entre mis abuelos y Sibila sobre mi futuro y el futuro de mi hermano y sobre la posibilidad de acabar los dos internos en un colegio .