20 Alexandra Di Stefano Pironti
Hice un cálculo rápido con los dedos y conté que a mí me faltaban ocho años más para poder ser la amante de alguien , aunque ya con siete años me había enamorado y desenamorado varias veces , así que probablemente tendría un novio antes que Mamá Julia , pensé entonces .
En cuanto salimos del baño , donde en efecto había aprendido a silbar , me fui directamente a preguntarle a mi abuela si era verdad lo que me había explicado Sibila .
— Nena , te prohíbo que vuelvas a repetir eso nunca más . Sobre todo , no digas a nadie lo que te ha contado tu madre , porque Mamá Julia se pondría muy triste .
Esta era la segunda prohibición que me había hecho mi abuela en un relativamente corto espacio de tiempo . Un año atrás , me había prohibido que explicara en el colegio que mis padres estaban divorciados . Vivíamos en una época en la que ni divorcios ni amantes estaban bien vistos , así que mantuve silencio sobre ambas cosas durante varios años .
Aun así , Sibila no tuvo nunca ningún reparo en darme más información sobre la vida amorosa de sus abuelos . Esta información , que yo fui recibiendo por episodios , escondidas las dos en el baño de casa , la iba guardando en mi memoria como un tesoro . Sabía que era especial y un secreto que no podíamos compartir con nadie en ese momento .
Papá Eliseo , que tenía 26 años más que mamá , se volvió loco por Julia cuando la conoció en una exposición en la Sala Parés de la calle Petritxol , en 1899 . Papá era un pintor famoso , casado y con hijos que , con su barba negra , un gabán largo y un bombín , solía pasear con las manos en los bolsillos del pantalón , mirando de soslayo y haciendo ostentación de una actitud de no importarle nada . Mamá era entonces solo una niña guapa de largo pelo negro y ojos muy grandes y vivarachos que había