EL SEÑOR DE LAS SOMBRAS (Biografía no autorizada de Alvaro Uribe) 1 | Page 89
habitantes de una ciudad que escasamente llegaba a 300 mil,
desfilaron silenciosamente hacia la Plaza de Bolívar agitando un
mar de pañuelos blancos. Gaitán habló entonces como único
orador, ante una multitud que lo oyó en absoluto silencio. Su
discurso no demoró más de doce minutos. Días más tarde, ante
una de las primeras masacres que se presentaron en esta etapa
de la violencia política en Colombia (febrero 15 de 1948),
pronunció en Manizales su “Oración por los Humildes”. El clima
era espeso. Cuando lo asesinaron, millones de personas se
volcaron sobre las calles para rechazar el crimen. En muchas
ciudades del país, no sólo en Bogotá, hubo saqueos, muertes e
incendios. El país había perdido a su más auténtico líder, y la lucha
por el poder jamás volvería a ser la misma.
¿Qué pensaba Álvaro Uribe de una violencia en la que nació, creció
y vivió desde siempre? Sus soluciones eran drásticas. Por ese
entonces (volvamos a 1994) él mismo había sufrido el asesinato
de su padre (fueran cuales fueran las circunstancias que rodearon
a ese hecho), las heridas inflingidas a su hermano y el intento de
secuestro de su hermana. Las amenazas que le llegaban a su
despacho eran casi diarias. “Usted no va a salir vivo de aquí”, le
decían. Y le encimaban cuantos términos gruesos tuvieran a mano
los criminales. De manera que él se sentía acorralado. Y cuando
alguien se siente acorralado, arranca por la calle del medio. Para
Álvaro Uribe la calle del medio tuvo dos sentidos: la organización
de las Convivir, y la intervención internacional.
Las Convivir: Álvaro Uribe, que ha sido su más caracterizado
defensor, pasa hoy por ser el autor de la fórmula. En realidad no.
Fue Rafael Pardo, ministro de Defensa de César Gaviria, quien
dictó el decreto ley para “reorganizar la seguridad privada, regular
las compañías de vigilancia y autorizar la creación de
departamentos de seguridad en empresas rurales y urbanas”.
Para ese momento el gobierno de Gaviria estaba en su declive, y la
nueva norma sólo alcanzó a entrar en vigencia. De manera que fue
Fernando Botero, primer ministro de Defensa de Ernesto Samper,
quien las puso en funcionamiento. Lo hizo mediante una
“resolución”, que fue demandada por inconstitucional. El asunto
entró entonces en el terreno jurídico que es, aparte de la guerra, el
escenario donde se cumplen - y no se resuelven jamás -, los temas
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