EL SEÑOR DE LAS SOMBRAS (Biografía no autorizada de Alvaro Uribe) 1 | Page 60
Luis Carlos Galán le iba a ayudar, es como si yo pensara que
Clinton en persona me va a hacer la tesis. - Cuidadito con Clinton -
dijo el asesor -. ¡Por allá ni te acercas! - Bueno - continuó ella -, lo
cierto es que Galán lo expulsó en público de su movimiento, en
una manifestación a la que asistían 5 mil personas. Entonces
Escobar se acercó a un político sin escrúpulos, Jairo Ortega, creo,
que lo incluyó en su lista y lo llevó al Congreso. En ese momento
Escobar era un delincuente común. Después fue cuando se volvió
un monstruo. - ¿Y Uribe? - preguntó él -. ¿No era sobre él, el
cuento? - Ah, sí - dijo ella -. En el momento del auge político de
Escobar y del entusiasmo por Medellín sin tugurios, el alcalde de
Medellín era Uribe Vélez. Cuando llegó a la Alcaldía, ya el barrio
estaba inaugurado. ¿Tú has leído Los jinetes de la cocaína? - Claro
- dijo él -. No conozco una sola persona del gobierno de los Estados
Unidos que no lo haya leído. - Pues bien - continuó ella -. Es un
libro que está plagado de equivocaciones y de injusticias contra un
gran número de personas de bien. En él se dice que Uribe Vélez
fue el encargado de inaugurar el barrio. Equivocación, pero no
injusticia. Porque Uribe Vélez no lo inauguró. Lo que hizo fue
presentar el programa de Escobar en Bogotá. Durante su Alcaldía,
que fue fugaz, viajó a Bogotá con una delegación de funcionarios y
lo puso por el cielo, como ejemplo de los proyectos de vivienda
social. Obvio, cuando le mataron al papá, uno de los avisos de
invitación al entierro fue de Medellín sin tugurios. - Y tú cómo
sabes todo eso - preguntó él afirmando. - Ah - dijo ella -, como sea
voy a lograr que me den el summa cum laude. - Por lo pronto ya lo
tienes conmigo - dijo él -. Y ahora comamos porque ya van a cerrar
el restaurante. Esa noche, ella regresó a sus papeles. Trabajaba
intensamente, como nadie podría imaginárselo. A veces le daban
las dos, las tres de la mañana, leyendo, conectando unos datos
con otros, planteando hipótesis, sacando conclusiones. Hoy, por
ejemplo, había logrado hacer una serie de precisiones sobre la
Alcaldía de Uribe en Medellín. Aunque se presentó como un fortín
contra la politiquería, en realidad fue el reino de la politiquería.
Nombrado por orden directa del presidente de la República, quien
le quería agradecer a su padre el apoyo financiero que le había
prestado a su campaña, el alcalde Uribe Vélez era un hombre
joven, de 30 años, que no estaba demasiado dispuesto a
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