EL SEÑOR DE LAS SOMBRAS (Biografía no autorizada de Alvaro Uribe) 1 | Page 33
haciendas, conseguir mayordomos y trabajadores. Además de
caballista, rejoneador y ganadero, en cuanto al sector agrícola era
panelero, bananero y cafetero, con lo cual se ve claramente que
sus negocios abarcaban todas las regiones ricas del
departamento. Siempre hacia sus cosas en grande, porque hasta
en el comer, el beber, el hablar y la parranda era exagerado.
Andaba de vez en cuando con un grupo de músicos, merenderos y
bambuqueros, y se embarcaba a veces en farras hasta las
primeras horas del día siguiente, aunque parecía que el licor no lo
afectaba, pues nunca se le vio una «rasca» degenerada y no
gustaba de los borrachines de tiempo completo. “Amigo de todo el
mundo. Sierra Uribe (sic), este martes, antes de aterrizar en su
finca voló sobre otras haciendas de amigos, como acostumbraba
hacerlo. Estuvo varios minutos sobrevolando esas propiedades
ajenas, hasta que alrededor de las cuatro de la tarde aterrizó su
helicóptero a sólo 100 metros de la casa de Guacharacas, una
vivienda campesina reformada, con sus piezas amplias, sus
balcones y sus cuartos para avíos y zurriagos. “El hacendado se
sentó en un banco en el corredor a conversar con su hijo Santiago.
Su hija se entró a la casa, y el piloto Riveros se recostó sobre uno
de los bultos en un granerito, al lado de a casa, con intención de
pegar los ojos por unos minutos. Pensaban regresar a Medellín
antes que comenzara a caer la tarde, porque Uribe Sierra no
acostumbraba quedarse durmiendo en su finca por temor
precisamente a la guerrilla que ya le había enviado boletas en
numerosas ocasiones. “Fue a las 4 y 15 de la tarde, cuando padre
e hijo vieron que venía corriendo un trabajador de la finca, y tras él
dos hombres uniformados y con cachuchas. El ganadero gritó: 'las
FARC'; el piloto anotó que estaban perdidos, en tanto que María
Isabel subió al segundo piso. Dentro de la casa, también estaba
una maestra. Todos, piloto, ganadero e hijo entraron a la vivienda
corriendo. Uribe Sierra dijo: 'yo no me entrego'. Los insurgentes
gritaron que 'salgan, que no les vamos a hacer nada'. Y se
tomaron la puerta. Uribe Sierra, quién nunca tuvo un
guardaespaldas, pero si se mantenía armado, sacó el revólver
para enfrentarse a los insurgentes, pero éstos lo acribillaron de
dos balazos, uno en el cráneo y otro en el pecho. El hijo, Santiago,
también abrió fuego desde el segundo piso, en el último esfuerzo
por defendersen (sic) de los alzados en armas. Pero al ver que su
padre caía muerto y que era imposible llevarlo más al interior de la
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