Basta hacerles seguimiento a las distintas etapas del mal llamado proceso de paz con los paramilitares, para cerciorarse de que el Presidente le teme a lo que ellos puedan decir contra él. De ahí que ellos estén anunciando- o, mejor, amenazando- que van a contar toda la verdad.
Eso es lo que se deduce de la última decisión del Presidente de establecer la excarcelación en favor de los paramilitares y de los políticos que tienen nexos con ellos. A nadie se le escapa que tanto Salvatore Mancuso como‘ Ernesto Báez’, en sus recientes declaraciones, lo han implicado, de alguna manera, en sus actividades delictivas.
A ese respecto, llama poderosamente la atención el hecho de que El Tiempo, en su edición del 25 de mayo, haya dicho lo siguiente:
“ El viaje [ de Francisco Santos a Estados Unidos ], no obstante, se inició con‘ pie izquierdo’ luego de que apareció ayer un crítico artículo en la primera página de‘ The Washington Post’.
El artículo, escrito por su corresponsal en Bogotá Juan Forero, se basa en las recientes declaraciones de Salvatore Mancuso y en una entrevista con‘ Ernesto Báez’.
Según el Post,“ los jefes paramilitares han confirmado lo que grupos de derechos humanos y otros llevan años diciendo: que algunas de las figuras políticas, militares y empresariales ayudaron a construir un poderoso movimiento antiguerrillero que operaba con impunidad, mataba a civiles y enviaba coca a EE. UU.”
‘ Báez’, en la entrevista con el Post, sugiere no solo que el paramilitarismo era una política de Estado, como lo dijo Mancuso, sino que estas figuras públicas actuaban con el aval del‘ jefe de jefes’.
Agrega El Tiempo:“ Dice Duque( Ernesto Báez) en clara alusión al presidente Uribe:“¿ Será que estos grupos – me refiero a los políticos, los militares, las instituciones, los económicos – operaban sin tener contacto con su jefe de jefes? Eso es imposible”.
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