EL SEÑOR DE LAS SOMBRAS (Biografía no autorizada de Alvaro Uribe) 1 | Page 209
El afán de privatizarlo todo, debilitando al máximo la capacidad de
acción del Estado, que era uno de los males que vislumbraba
Galán, se ha prestado para el enriquecimiento de unas pocas
personas y el empobrecimiento y desamparo de la mayoría de la
población. Galán veía esto, con suma claridad. En varios
documentos y discursos dejó plasmadas sus importantes ideas al
respecto. No era partidario del empequeñecimiento del Estado,
porque veía en esa posibilidad un riesgo muy grande para la
defensa de los más débiles y los más necesitados de la sociedad.
Estaba convencido de que el Estado tenía que jugar el papel de
gran regulador de la vida social y de las fuerzas económicas que
actúan en el seno de la sociedad, para evitar el predominio de los
más poderosos y el imperio de la injusticia social.
Y el tiempo le ha dado la razón. Hoy, aún tomando las cifras
oficiales, que difieren de las de analistas muy serios de la
situación nacional, más del 50% de los colombianos vive por
debajo de la línea de pobreza y más del 10% en condiciones de
indigencia. Mientras tanto, unos pocos concentran en sus manos
una altísima proporción de la riqueza y el ingreso nacional. Dos de
los más grandes grupos económicos del país triplicaron su riqueza
en los dos primeros años del gobierno neoliberal de Uribe Vélez,
como consecuencia de las políticas aplicadas por él a favor de los
más poderosos económicamente.
Correlativamente, sus políticas han causado un significativo
aumento de la pobreza y una apreciable disminución de los
ingresos de los trabajadores, a quienes el Gobierno redujo parte
sustancial de sus conquistas laborales, para favorecer a los
grandes empresarios. Se ha dicho que el Presidente Uribe, con sus
medidas reaccionarias, realizó el milagro –que, según la Biblia,
hizo Josué-, de convertir la noche en día, al disponer que la
jornada diurna vaya de las seis de la mañana a las diez de la
noche, en perjuicio de los trabajadores y a favor de los
capitalistas.
Para favorecer al capital y con el pretexto de estimular la
generación de empleo, el Presidente Uribe, suprimió las horas
extras de los trabajadores y redujo los recargos nocturnos. Fue un
mero pretexto. Él y sus asesores y ministros del área no podían
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