EL SEÑOR DE LAS SOMBRAS (Biografía no autorizada de Alvaro Uribe) 1 | Page 208
o, al menos, tolerar el aprovechamiento indebido de los recursos
públicos en beneficio de los partidos y la penetración del
narcotráfico en distintas esferas de la sociedad y del Estado.
Males que los dos dirigentes inmolados se propusieron desterrar
de los escenarios de la democracia.
Contrariamente a lo que anhelaban los dos, el país sigue siendo
presa de los grupos privados más peligrosos, cuyos intereses
prevalecen sobre los intereses de la sociedad. A esos grupos les
conviene mucho más una política de seguridad basada en la
fuerza de las armas que una seguridad que se levante sobre
bases de justicia social y de respeto del Derecho y de las
Instituciones.
Galán decía que “sólo se logrará equilibrar el desarrollo del país
cuando el Estado esté presente en todo el territorio nacional y sea
capaz de interpretar a toda la Nación y no únicamente a los
poderes económicos, sociales o políticos privilegiados, que logran
prevalecer en las decisiones del Gobierno”. Que es lo que estamos
viendo en estos tiempos.
Por eso creía también en la necesidad de imponer una “vigorosa
política de redistribución del ingreso, que corrija los desequilibrios
originados en los privilegios de nacimiento y de clase”. Para él, las
políticas de crecimiento económico son herramientas
indispensables pero no son metas que, por sí solas, garanticen el
desarrollo integral y la igualdad social. Galán habría creído
imposible que se diera una situación de crecimiento económico
sin empleo, que es precisamente lo que está ocurriendo en el
gobierno del Presidente Uribe Vélez.
Vale la pena decir que la referencia que, a menudo, nos vemos
obligados a hacer sobre los actos de dicho gobierno, obedece a la
necesidad de compararlos con los que se proponía realizar un
hombre como Galán, quien se había granjeado la plena confianza
de los colombianos, por la integridad de su palabra y la pulcritud
de su comportamiento. A diferencia del muy controvertido
personaje que ocupa hoy el solio de Bolívar. Cuya palabra y cuyos
antecedentes, dejan mucho que desear.
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