EL SEÑOR DE LAS SOMBRAS (Biografía no autorizada de Alvaro Uribe) 1 | Page 102
bananera". Y lo mismo durante 1996 (“En el primer semestre de
1996 la situación no cambió...”), aunque ese año se acabó el EPL.
Pero la tragedia de Colombia se puede ver, con toda claridad, en el
testimonio del asesino confeso (Castaño, 2001, página 229): “El
Ministerio del Interior les pagó cerca de cuatro mil millones de
pesos a estos guerrilleros (del EPL) para que se reinsertaran y a la
postre ingresaran a las Autodefensas. A raíz de la crisis política del
momento la negociación favoreció al presidente Ernesto Samper,
pues se acabó la guerrilla del EPL. Seiscientos renegados de la
guerrilla se cambiaron de bando y se colocaron el nuevo
brazalete”. ¡Cuatro mil millones de pesos del patrimonio común,
para que 600 individuos abandonen un grupo criminal e ingresen
a otro, más criminal todavía!
A su tumo, el Ipec (Instituto Popular de Capacitación) señala que
en 1996, en Antioquia, “se registraron 55 masacres en las cuales
murieron 342 personas, en su mayoría campesinos. En ese
momento Apartadó registró el mayor número de masacres con un
saldo de 52 personas muertas. Le siguieron Medellín, Mutatá y
Turbo. Lo peor del caso es que en un 27.27 por ciento de las
registradas no tienen autores determinados y muchas de ellas se
habrían cometido por negligencia de las autoridades militares”.
En todos estos crímenes estuvo involucrado un conflicto de tierras
prácticamente insoluble. Durante la Gobernación de Uribe se
arrasaron los incipientes movimientos campesinos del Urabá y
creció el desplazamiento. Dos terratenientes involucrados
directamente en los conflictos fueron Javier Uribe, en la vereda
Peñas Azules, y Gilberto Arbeláez, en Guacas. El 20 de enero de
1996, ante una exigencia del ELN, el gobernador Uribe anuncia
que “mientras se desempeñe como mandatario continuará
promoviendo la creación de Asociaciones Comunitarias de
Vigilancia Rural (Convivir)”. Su posición hizo carrera. El 17 de
mayo, ante la IX asamblea de afiliados de la Asociación de
Ganaderos del Atlántico y Zona Norte (Asoganorte), Rodrigo García,
presid ente de la Federación de Ganaderos de Córdoba, les pidió
“empuñar las armas” en su defensa, y puso como ejemplo la
situación de Córdoba en donde “gracias a ese mecanismo, se vive
ahora un oasis de paz”. En la misma reunión, Jorge Visbal Martelo,
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