EL SEÑOR DE LAS MOSCAS | Page 64

En el silencio de Simón, Ralph dijo secamente: - A tí te falta un tornillo. Simón movió la cabeza con violencia, haciendo volar su áspera melena negra hacia un lado y otro de la cara. - No, no me falta nada. Simplemente creo que volverás. No hablaron más durante unos instantes. Y, de pronto, se sonrieron mutuamente. Roger llamó desde el interior del bosque. - ¡Venid a ver! La tierra junto a la trocha de los cerdos estaba removida y había en ella excrementos que aún despedían vapor. Jack se agachó hasta ellos como si le atrajesen. - Ralph..., necesitamos carne, aunque estemos buscando lo otro. - Si no nos salimos del camino, de acuerdo, cazaremos. Se