El poder del pasado 17
to me produce , un llanto que confundo entre el sentimiento de gloria y el olvido . Por favor , acércate , te ruegan estos trozos de madera agrietada , entona conmigo una única nota que interrumpa esta agonía . Por fin un sonido , un esperado y ansiado la . Sus manos son suaves , pequeñas pero jóvenes , ansiosas por descubrir . Yo le podría enseñar tanto , pero este placentero momento se acaba muy rápido . Ahora sé que pronto moriré , pero he vuelto a sonar .
—¿ Qué hace ? Controle a su hija . Váyanse inmediatamente de aquí .
Eso es lo que saben hacer , echar a quien se fija en mí . Pronto acabaré encerrado en una vitrina de cristal , aislado , y ahí , en el vacío más profundo , moriré . Dejaré de escuchar y transmitir , pero después de cuarenta años me han acariciado , el último recuerdo feliz que me llevo a la tumba . — Pero a él le gusta −dice María . Nadie se fija en sus palabras ; las ignoran , como a mis sentimientos .
Sin dejar de mirarme , siguiendo mi teclado con su pensamiento , María atraviesa el umbral de la exuberante puerta de mi sepulcro . Aquí , en el lugar más fértil y fecundo de la música , yo cavo mi fosa , o más bien terminan de enterrarme los que hace décadas me convirtieron en una figura inerte , sin más función que ser el recuerdo de una época pretérita , porque yo soy un viejo al que nadie le preguntó si aún tenía alma para seguir siendo el galán de los sonidos .
Las últimas horas de mi larga vida transcurren recordando ese maravilloso taller alemán donde mis notas sonaron por vez primera ; allí pulían mis morenos tableros como a un niño se le cuida cuando aún no sabe lo que es la vida .
Los ojos de mi compañero vuelven a mi memoria . ¡ Cómo me sonreía la primera vez que aparecí en su vida ! Era tan