La gallina, aún acomplejado por su forma de ver y la torpeza que tenía, se acercó a una de ellas y le preguntó:
¿Puedo bañarme con ustedes en el estanque?
Y uno de los cisnes le contestó:
- Pues, ¡claro que sí! Eres uno de los nuestros.
Y la gallina le contestó:
- ¿Cómo que soy uno de ustedes? Yo soy fea y torpe, todo lo contrario de ustedes.