el newsletter de la camada 87 septiembre 2013 | Page 9
El llamado “Tetratlón de Chapelco” es una competencia tradicional, muy exigente, que combina ski alpino, running, kajak y bicicleta. Cano suele participar mucho de esta carrera –es su sexto año- con un grupo de amigos. Esta vez, por distintas razones, sólo eran dos: Federico Sisto –compañero muy querido de la Facultad- y él. Ninguno de los dos había entrenado bien. Ninguno de los dos había comido bien. En realidad, días antes habían comido un asado pantagruélico, con postres, unos cuantos cigarrillos y una ingesta de alcohol que los dejó al borde de la ebriedad. En esas condiciones llegaron a la largada. La pregunta era, ¿llegarían a la llegada?
Por supuesto. Tenían un motivo muy importante para hacerlo. Y se lanzaron. En los días previos a la largada, el tiempo había sido bueno: cielos abiertos, alguna que otra nube, vientos leves. El día de la carrera, en cambio, el cielo se puso gris, había nevadas en la cumbre y viento en el lago. Fede y Cano se miraron más de una vez: ninguno pensaba renunciar.
“Correr de a dos”, cuenta Cano, “es muy interesante; por un lado, vas acompañado, pero al mismo tiempo te obliga a un trabajo de equipo muy fuerte, ya que en todo momento tenés que esforzarte más para seguirle el tranco al otro, o al revés, bajar un cambio para tu compañero; si no te llevás bien, las puteadas son interesantes”.
Se pusieron los esquíes al hombro y encararon la primera etapa de Ski Alpino. 400 participantes diseminados en la montaña, recorriéndola entre senderos, troncos y obstáculos imprevistos. Cano venía de una lesión importante –fractura de pierna- y mucho viaje de trabajo, y todo eso lo sintió al comienzo. De todas maneras, cumplieron la etapa sin problemas; Cano es, para quienes lo conocen, eximio esquiador.