el newsletter de la camada 87 octubre 2013 | Page 5
médicos de acá no lo pueden hacer. Cuestión que vino el médico
de Italia -un fenómeno el tipo: cuando terminó de operar a María, se
rajó a Italia, para operar de nuevo a los dos días en Shangai y
después en Auckland- y junto a otros dos neurocirujanos más, se
hizo la operación en FLENI, dado que se trataba de una operación
cerebral. Salió todo bien.
Fue todo muy largo, no sólo por la operación -que duró 8 horassino que el post operatorio también, por diversas complicaciones
que surgieron. Hoy está todo más que bien: María escucha (poco),
habla (muy mal, pero habla), y hace una vida bastante normal. Lo
increíble, es que le han puesto todo un aparato arti?cial en el medio
del cerebro, y a través de la cavidad del nervio auditivo, llega al oído
y puede escuchar! Insólito!
Arranqué diciendo que “por suerte tuve a María”, porque lo que
parecía casi inimaginable (al menos para mí), después de haber
visto miles de médicos, visitas a la Virgen de Salta, mi mujer yendo
a ver al Padre Ignacio y todas las cosas que se puedan imaginar,
María se ha convertido en una especie de “Mujer biónica”, en lo que
a audición se re?ere. Como le dije al médico italiano cuando terminó
la operación, uno se las pasó pidiendo milagros a cuanto cura se
cruzase por ahí, y al ?nal, Dios termina usando las manos de un
médico para hacer el milagro.
Pero no es esto lo que quiero contar. Quiero hablarles de mis
amigos. De la calidad de mis amigos, a quienes ustedes conocen.
De eso se trata este texto, de cómo mis amigos respondieron a esta
historia, que era “tan mía”, y que ellos hicieron “tan suya”. Amigos
de verdad.