el newsletter de la camada 87 noviembre 2013 | Page 25
Queridos Amigos,
Me llamó Adrián hace un mes y me dijo que “me tocaba”.
Siento que a medida que fueron pasando los Newsletters fueron
cambiando de la historia de cada uno a algo así como “la
experiencia de vida de cada uno”, y la verdad es que a mí me
cuesta bastante hablar de mi vida, pero acá vamos.
Me acuerdo una vez en el Hipódromo de Palermo donde trabajo,
en una comida de Fin de Año con los dueños, gerentes y mandos
medios, algo así como trescientas personas, se me acerca el
presidente de la compañía y me dice:
- Nacho, hoy hablás vos.
- Fede, ¿qué mierda querés que diga? - le contesté.
- Decí algo que les quede a estos pibes.
Suena fácil, decirlo parece sencillo, y ahora Adrián me puso en la
misma situación.
Breve resumen: me echan del colegio en Septiembre de 1985, y
como recordará la mayoría, me rajaron “por partida doble”,
porque también me mandaron al campo a terminar el colegio. En
ese momento no había teléfono ni televisión. Laburaba de peón
desde las cinco de la mañana hasta la tarde y después iba a un
colegio nocturno (se podrán imaginar el contraste con el
Newman).
La primera noche me cagaron a trompadas, así que, la verdad,
esos primeros tres meses fueron un bajón. Recuerdo también que
el segundo día mi viejo me hace subirme a un caballo que todos
los peones le habían dicho que ellos no lo montaban más por ser
“duro de boca y loco”; como no podía ser de otra manera,