el newsletter de la camada 87 abril 2014 | Page 26
porque me estoy empezando a sentir mal”, antes de irse al
suelo desmayado. Para el que conoce bien al Loco, es muy
gracioso el contraste.
En aquellos días, el Loco y yo íbamos a la facu juntos,
jugábamos al rugby juntos y ahora laburábamos juntos en
IBM y empezábamos a jugar al golf. Es decir, veinte horas
por día juntos.
Para los que no vieron pasar la muerte cerquita, es algo que
te cambia la perspectiva, difícil de explicar a alguien que no
lo haya vivido. Diego y yo, los dos, pasamos por algo
parecido juntos. Eso cementó una amistad de por vida, con
valores y sentimientos muy difíciles de explicar en palabras.
Al final juguamos al rugby hasta los 30 y después ya el
laburo no nos dejaba más. Mi familia y mis amigos siempre
fueron muy importantes para mí, después del tiro todo se
magnificó.
A los 31 ya me había hartado de la Argentina y había
empezado a salir con mi mujer (Vicky). Para fines del 2001
Vicky se había ido a vivir a USA con sus viejos y a mí me
llegó una oportunidad para ir a trabajar con IBM a Londres.
La tomé en medio del quilombo de De La Rúa. A los 6
meses, nos casamos con Vicky, y al año nos fuimos a hacer
un MBA a Philadelphia, donde estaba viviendo mi hermano y
cerca de los viejos de ella.