el newsletter de la camada 87 abril 2014 | Page 22
que yo estaba armando un Jeep y que todavía no le había
puesto capota. Historia corta: por supuesto se largó a llover
y el Loco puteó todo el viaje, lo que nos empapamos! Eso sí,
siguió volviendo conmigo por cuatro años.
Darío y Diego Tapia, meditando en Seattle.
Bueno, sigamos, voy a tratar de no irme mucho por las ramas
(escucho la voz de Diego diciendo, vamos Dario, resumiendo
please J). Un año más tarde, con Diego, nos picó el bichito
de volver a jugar al rugby, me sugirió que vayamos a un
entrenamiento al colegio y yo dudé, pero me prendí. Le dije
que si no salía último en el entrenamiento jugábamos.