María nos habló de la mochila que llevamos a la espalda y nos acompaña allí donde estemos. Es una mochila cargada de
nuestras experiencias, vivencias, sensaciones, prejuicios, creencias, pasado, heridas, etc.,
etc, que se “guardan” en la memoria del cuerpo y del
alma. Son una carga, que ya no nos sirve de mucho, y
urge poder tomar conciencia, reconociéndolas y examinándolas, y discernir si nos sirven de algo HOY. Lo registrado en la infancia puede y debe ser capaz de “traducirse” al lenguaje actual, con nuestra razón y valoración ya
de adulto. Y así ser capaz de soltar lastre, con el fin de ir
por la vida más yo mismo, yo actual, yo tranquilo, yo a
gusto, yo feliz. Recordemos que el cuerpo también somatiza nuestra carga interna.
Entre otros mensajes, hay unos específicos que se
nos dieron en algún momento y que nosotros recibimos, aceptamos e hicimos nuestros (desde pequeños), claramente, como:
1. COMPLACE A LOS DEMÁS: La vida del que lleva
este mensaje en la mochila