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Cuando las personas resultan víctimas de una conducta que atente contra su dignidad, es deber legal de la justicia y de las instituciones públicas y privadas que les prestan servicios, brindarles una respuesta positiva, no sólo asumiendo la responsabilidad de proveer una justicia pronta y cumplida, sino procurando allanar el camino a lo largo del proceso, para poder lograr de esta manera minimizar el sufrimiento y la revictimización. Esto se logrará en la medida en que asumamos nuestras obligaciones legales y éticas; y nos visualicemos como agentes de cambio desde las diferentes instituciones públicas y privadas en las que nos desempeñamos.
SER CUIDADOR ES UN ACTO DE AMOR
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