Delirios y alucinaciones persistentes
A pesar de tomar la medicación la persona enferma puede seguir teniendo delirios y alucinaciones, aunque sean menos intensos que en la crisis. Hay personas que experimentan las voces como algo que está dentro de su cabeza y se muestran perplejos ante un fenómeno tan extraño. Otros por el contrario las oyen de igual manera a como perciben las conversaciones normales.
¿Qué debemos hacer?
Es inútil intentar convencer con argumentos que lo que oye o cree no es real, que es incorrecto o lógicamente imposible. Intentar probar el error en una creencia delirante, no sólo es inútil, sino contraproducente y deteriora la relación. La persona puede sentirse incomprendida o incluso menospreciada cuando se le intenta demostrar que es absurdo o irreal aquello de lo que está completamente convencido. Aumenta la preocupación y también el tiempo que la persona dedica a pensar en ello. Afianza más sus creencias, busca nuevos datos que las corroboren y buscará nuevas explicaciones que irá incorporando a su delirio. Aumenta el malestar en la familia porque darle la razón supone que se mantenga alejado de la realidad pero intentar cambiar sus creencias, las fortalece y aumenta los conflictos.
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