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¿Hasta dónde estos niños son culpables de su comportamiento? ¿Qué podemos hacer como padres, como maestros, como médicos, como cuidadores al respecto?
Trabajamos con tres niños maravillosos y el retardo y el T.D.A.H. forma parte de sus vidas, son mundos distintos, vidas diferentes, y angustias igualmente grandes. Los libros tienen algunas definiciones del retardo, la nuestra es que es un infierno, pero el TDAH es el purgatorio, ambos cuando están fuera de control, sin embargo en nuestro caso fueron el motor que nos impulsaron a trabajar con Ardipe (asociación regional de padres con hijos especiales). Asociación que nació con el deseo vehemente de un grupo de padres de niños con estos problemas, que no nos conformamos con el terrible panorama que ofrecía la ciencia, al menos en nuestro país, con respecto al pronóstico de calidad de vida de nuestros hijos.
Hemos tenido la oportunidad en este tiempo de ver mejorías notables en conducta, rendimiento escolar, control de la hiperactividad, e impulsividad, en niños en diferentes partes dentro y fuera de nuestro municipio.
Este movimiento es mundial y que a pesar de luchar, desgraciadamente muchas veces contra la sociedad médica que continuamente lo desacredita, a esto ya no lo para nadie. Cada vez son más los padres, profesionales y médicos que ven los resultados positivos en los niños y no tan niños que están en estos tratamientos.
El retraso mental hace referencia a limitaciones sustanciales en el desenvolvimiento corriente. Se caracteriza por un funcionamiento intelectual significativamente inferior a la media, que tiene lugar junto a limitaciones asociadas en dos o más de las siguientes áreas de habilidades adaptativas: comunicación, cuidado personal, vida en el hogar, habilidades sociales, utilización de la comunidad, autogobierno, salud y seguridad, habilidades académicas funcionales, ocio y trabajo
RETRASO MENTAL LEVE CI 50-55 A 70: Se los denomina los de la “etapa educable” son alrededor del 85 % de las personas afectadas por el trastorno. Suelen desarrollar
habilidades sociales y de comunicación durante los años preescolares (0-5 años de edad), tienen insuficiencias mínimas en las áreas sensoriales motoras y con frecuencia no son distinguibles de otros niños sin retraso mental hasta edades
posteriores. Acostumbran adquirir habilidades sociales y laborales adecuadas para una autonomía mínima, pero pueden necesitar supervisión, orientación y asistencia, especialmente en situaciones de estrés social o económico. Contando con apoyos adecuados, los sujetos con retraso mental leve acostumbran a vivir satisfactoriamente en la comunidad, sea independientemente, sea en establecimientos supervisados.