El Misterio de Belicena Villca El Misterio de Belicena Villca Edición 2017 | Page 82
¨El Misterio de Belicena Villca¨
Gracias a la intervención del Conde de Turdes Valter se aprueban diez cánones sobre los
judíos, pero sin el rigor de la ley de Sisebuto: se prohíbe a los judíos, entre otras cosas, la
práctica de la usura, el desempeño de cargos públicos, los matrimonios mixtos, se ordena la
disolución de los matrimonios mixtos existentes, y se reafirma la prohibición de mantener
esclavos cristianos. Para evaluar la importancia de las resoluciones tomadas sólo hay que
notar que los Concilios de Toledo eran Sínodos Nacionales de la Iglesia Católica: de allí la
seriedad de uno de los cánones, que establece expresamente la pena de excomunión para los
Obispos y demás jerarquías de la Iglesia, así como a los nobles que les correspondiesen las
generales de la ley, en caso de que no cumpliesen con exactitud y dedicación las
disposiciones sobre los judíos.
En ese IV Concilio de Toledo, el Conde de Turdes Valter se lanzó con ardor a defender la
causa que denominaba “de la Cultura hispano goda”, en un momento en que la facción pro
judía encabezada por el Obispo Isidoro parecía tener controlado el debate. Su irrupción fue
decisiva: habló con tal elocuencia que consiguió definir a la mayoría de los Obispos a favor de
tomar urgentes medidas para contrarrestar el “peligro judío”. Todos quedaron fascinados,
especialmente los nobles visigodos, cuando le escucharon asegurar que “la Cultura hispano
goda era la Más Antigua de la Tierra”, y que ahora esa herencia invalorable “estaba
amenazada por un pueblo enemigo del Espíritu, un pueblo que adoraba en secreto a Satanás
y contaba con Su Poder Infernal para esclavizar o destruir al género humano”: Satanás les
había conferido poder sobre el Oro, del que siempre se valían para llevar a cabo sus planes
inconfesables, y “con el que seguramente habían comprado el voto de los Obispos que los
defendían”. Esta posibilidad de estar al servicio del Oro judío llevó a más de un Obispo pro
judío a cerrar la boca y permitió que, finalmente, se aprobasen las medidas esperadas por el
Conde de Turdes Valter. Empero, tal victoria no fue positiva para la Casa de Tharsis pues
puso en evidencia algo que hasta entonces había pasado desapercibido para todo el mundo:
en la actitud del Conde de Turdes Valter se trasuntaba algo más q ue celo católico, algo vivo,
algo que sólo podía proceder de un Conocimiento Secreto, de una Fuente Oculta; el Conde
Obispo estaba demasiado seguro de lo que afirmaba, era demasiado categórico en su
condena, para tratarse de un fanático, de alguien cegado por la fe; a todas luces era evidente
que el Conde sabía lo que decía, mas ¿cuánto y qué sabía? ¿de dónde procedía su
Sabiduría? A partir de allí la Casa de Tharsis sería nuevamente observada por el Enemigo: y
al odio de los Golen se agregaría ahora el del Pueblo Elegido y el de un sector de la Iglesia
Católica, quienes no cesarían ya de perseguir a los Señores de Tharsis y de procurar su
destrucción; en adelante, a pesar de que contribuiría con su riqueza y sus miembros al
fortalecimiento de la Iglesia, la Casa de Tharsis sería siempre sospechosa de herejía.
Decimocuarto Día
De Mahoma sólo haré notar aquí que si impuso a los fieles del Islam la obligación de
orientarse diariamente hacia una piedra, la Piedra Negra o Kaaba, y la Guerra Santa como
modo de cumplir con Dios, era porque conocía los Principios de la Sabiduría Hiperbórea: pues
guerrero orientado es una definición adecuada para el Iniciado Hiperbóreo. Seguramente la
Sabiduría esotérica de Mahoma fue desvirtuada o no comprendida por sus seguidores. De
todos modos, aún cuando no comprendidos totalmente, la simple aplicación de los Principios
de la Sabiduría Hiperbórea es suficiente para trasmutar a los hombres y a los pueblos, para
neutralizar el pacifismo degradante del Pacto Cultural. Así, al Morir Mahoma en 632, casi toda
Arabia estaba en poder de los Califas; en 638 caen Siria y Palestina, en 642 Egipto, en 643
Trípoli, y en 650 toda Persia. Por último, la Civilización romana pierde África: en 698 es
destruida Cartago.
En España, el Rey Egida tuvo que convocar de urgencia el XVII Concilio de Toledo, que se
reunió en la Iglesia de Santa Leocadia el 9 de Noviembre del año 694. El motivo fue el
siguiente: la ciudad africana de Ceuta, frente a Gibraltar, era la única plaza cristiana que
todavía resistía el empuje árabe; al frente de la misma se encontraba el Conde Julián, vasallo
del Rey de España: la resistencia de Ceuta dependía exclusivamente de las provisiones que
les enviaban los hispano godos; pues bien, los ceutis habían descubierto algo terrible: los
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