El Misterio de Belicena Villca El Misterio de Belicena Villca Edición 2017 | Page 66
¨El Misterio de Belicena Villca¨
del Cerro Candelaria, se hallaba la entrada secreta a una Caverna que había sido
acondicionada en tiempos remotos por los Atlantes blancos: era una de las obras que se
debían conservar de acuerdo al compromiso del Pacto de Sangre. Naturalmente, luego de la
derrota cultural de los iberos tal compromiso se olvidó y la Caverna, oculta y solitaria,
permaneció abandonada miles de años. Sin embargo, los efectos purificadores de la prueba
de familia que culminaron con la Reforma del Fuego Frío, causó su redescubrimiento, a pesar
de que no todos, ni en cualquier momento, podían penetrar en ella: el motivo era que la
entrada secreta estaba señalada con las Vrunas de Navután y sólo los de Sangre Pura, los
que eran capaces de escuchar la Lengua de los Pájaros, lograban encontrarla; quien no reunía
estos requisitos no conseguía descubrirla ni así estuviese delante de ella. Pues bien, esa
Caverna había sido elegida por las actuales Vrayas para guardar la Espada Sabia. Un
corredor de guerreros tartesios se formó para permitir la salida de Tartessos de las Vrayas y
salvar, a último momento, la valiosa herencia de los Atlantes blancos: muchos perecieron para
consumar este heroico rescate, muchos que hoy han de estar inmortalizados por su valor,
aguardando en K'Taagar el momento en que regresarán a ocupar sus puestos de combate,
cuando se libre sobre la Tierra la Batalla Final. Gracias a su leal entrega, las Vrayas, que en
ese tiempo eran la Reina de Tartessos y dos princesas, pudieron llegar hasta la entrada
secreta de la Caverna. En verdad iban perseguidas tan de cerca por Bera y Birsa que sólo una
princesa, portando la Espada Sabia, logró atravesar el umbral, mientras las otras dos Vrayas
se retrasaban para detenerlos. Y aquí fue donde se vio el terrible poder de los Inmortales
Golen pues, aun cuando las Vrayas los enfrentaban con sus temibles hachas de piedra, ellos
no necesitaron emplear arma alguna para dominarlas, salvo sus artes demoníacas. El Poder
de la Ilusión, en el cual eran Maestros, les bastó para inmovilizarlas y apoderarse de ellas.
Empero, la Espada Sabia ya estaba a salvo en la Caverna Secreta puesto que a los Golen,
que sólo poseían Alma pero carecían de Espíritu, les resultaría imposible comprender las
Vrunas de Navután.
La saga familiar concluye esta parte de la historia narrando el espectáculo observado por
los Hierofantes tartesios cuando se dirigieron a la Caverna Secreta, luego de incendiar el
Bosque Sagrado. Tendidos en el suelo de la base del Cerro Candelaria, no muy lejos de la
entrada secreta que ellos no habían conseguido encontrar, estaban los cadáveres de la Reina
de Tartessos y la princesa espantosamente mutilados: de aquel cuadro resultaba evidente que
Bera y Birsa sometieron a cruel tormento a las valientes Iniciadas con el objetivo de obligarlas
a confesar la clave de la entrada secreta; y era indudable que ellas habían preferido morir con
Honor antes de traicionar la m isión familiar y el Pacto de Sangre; habían así resistido primero
a la presión mágica del encantamiento de los Golen, con Voluntad de acero, y después a la
tortura física, a la Prueba del Dolor. Entonces, seguramente al comprobar el fracaso de sus
planes y temiendo un enfrentamiento con los Hombres de Piedra, los Inmortales se
apresuraron a asesinarlas y a partir hacia la Isla Blanca, no sin dejar tras de sí una inequívoca
señal de sus infernales presencias: antes de irse, escalpelaron los dos cadáveres y se llevaron
la totalidad del cabello, las dos trenzas teñidas con lechada de cal que las Vrayas, como todas
las Iniciadas consagradas a Io-a, lucían hasta los tobillos. Y con la sangre que se escurría
desde los cráneos desnudos, escribieron en lengua fenicia sobre una roca algo así como: el
castigo para los que ofendan a Yah provendrá del Jabalí. Sin dudas, otra de sus malditas
profecías.
Undécimo Día
Así, estimado Dr. Siegnagel, desapareció para siempre el Reino de Tartessos. El General
Barca representó nuevamente el Mito del Perseo argivo, al cortar la Cabeza de Medusa, y
también el de Heracles Melkarth, al vencer al pueblo triple de los Geriones. No obstante,
aunque de Tartessos no quedó piedra sobre piedra, el Bosque Sagrado se redujo a cenizas, y
la escultura de Pyrena fue demolida por orden de Amílcar Barca, la profecía Golen no se
cumplió puesto que la Piedra de Venus, el Ojo único de las Vrayas, no pudo ser robado por
Bera y Birsa. Eso demuestra que aunque sea cierto que los argumentos míticos pueden
desarrollarse muchas veces sobre la Tierra, su repetición no siempre es idéntica y hasta
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