¨El Misterio de Belicena Villca¨
¡ A mi Santuario en la Tierra no entrarás! ¡ Yo soy la Madre de la Humanidad! ¡ Soy la Pastora atenta y a mi rebaño cuido con celo sin igual! ¡ Quien aquí llega busca la Inmortalidad! ¡ Es quien ha pasado todas las pruebas y es un cordero en mi corral; es el que ha ofrendado un Corazón tierno a Avalokiteshvara; es el que ama y sufre, el que sigue su Dharma, el que es un perfecto hombre animal; el que llega a mi Santuario y al Padre va a adorar! ¡ A él Yo le concedo la Inmortalidad! ¡ A él Yo lo guío hacia la Fraternidad! Más tú, que eres lobo con disfraz de cordero ¿ Qué vienes a buscar? Portador de la Muerte Negra y Fría, en tu Corazón de Hielo, la Enemiga Oculta va. Los Dioses no pueden castigarte, pero tampoco desean verte más. ¡ No hay sitios para lobos en esta propiedad! ¡ Por mi sutrâtma de Misericordia el lycántropo no transitará! ¡ Aquí soy Kuan Yin, Chenrezigs, la Diosa del Fondo del Mar! ¡ Yo guardo el Sendero del Deva Yâna para los Inmortales de la Fraternidad! Tu pecado de Piedra Frya ha ofendido, mis ojos de bondad, y te he cortado el camino hacia la Fraternidad. ¡ Por tu abominable mal hoy he cerrado la Puerta de Chang Shambalá! ¡ Yo soy Palden Dordji Lhamo!
Todos quedamos asombrados y sorprendidos por las palabras del monje. ¡ Él llamaba a eso“ traducir sus impresiones sobre el Chortens”, cuando parecía que la misma Diosa Kuan Yin nos había hablado! Sin dudas, Bangi poseía una facultad superior que le permitía ver y oír a los Bodhisattvas. Pero el más alterado por aquella visión era Yo, pues descubría en ella aspectos que me tocaban de cerca, significados que interesaban a la Operación Clave Primera, conceptos que cobraban sentido en el marco de la Estrategia propia. El gurka, en efecto, me había transmitido un mensaje, aunque no dejaba vislumbrar si lo hiciera consciente o inconscientemente.
En síntesis, lo que dijera el gurka, y que nadie podía comprender entonces salvo Yo, era que mi presencia en el Valle de los Inmortales obligaba a los Demonios a cerrar la Puerta de Chang Shambalá, tal como esperaba Konrad Tarstein que sucediera. Vale decir, que si
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