El Misterio de Belicena Villca El Misterio de Belicena Villca Edición 2017 | Page 43
¨El Misterio de Belicena Villca¨
extremos más intensos de la violencia y la pasión: existieron quienes experimentaron en sus
vidas el odio más terrible y el amor más sublime que humanamente se puedan concebir; y toda
esa experiencia se condensaba y sintetizaba en el Árbol de la Sangre y se transmitía
genéticamente a los herederos de la Estirpe. Con el tiempo, las tendencias extremas se fueron
separando y surgían periódicamente Señores que eran puro Amor o puro Valor, es decir,
grandes “Místicos” y grandes “Guerreros”. Entre los primeros, estaban los que aseguraban que
la Antigua Diosa “se había instalado en el corazón” y que su Flama “los encendía en un éxtasis
de Amor”; entre los segundos, los que, contrariamente, afirmaban que “Ella les había Helado el
corazón”, les había infundido tal Valor que ahora eran tan duros “como las rocas de Tharsis”.
También las Damas intervenían en esta selección: ellas sentían el Fuego de la Sangre como
un Dios, al que identificaban como Beleno, ”el esposo de Belisana”, en realidad este Beleno,
Dios del Fuego al que los griegos conocían como Apolo, el Hiperbóreo, era un Arquetipo ígneo
empleado desde los días de la Atlántida por el más poderoso de los Dioses Liberadores como
“ropaje” para manifestarse a los hombres: me refiero al Gran Jefe de los Espíritus Hiperbóreos,
Lúcifer, “el que desafía con el Poder de la Sabiduría al Poder de la Ilusión del Dios Creador”, el
Enviado del Dios Incognoscible, el verdadero Kristos de Luz Increada.
Faltaba, pues, que de la Estirpe de los Señores de Tharsis brotase el retoño que habría de
cumplir la misión familiar, el que recrease en el Espíritu el Fuego de los Dioses y lo
comprendiese con el Símbolo del Origen. Le anticipo, Dr. Siegnagel, que sólo hubo dos que
tuvieron esa posibilidad en grado eminente: Lito de Tharsis, en el siglo XVI, y mi hijo Noyo en
la actualidad. Pero, vayamos hacia esto paso a paso.
Sexto