El Misterio de Belicena Villca El Misterio de Belicena Villca Edición 2017 | Page 412
¨El Misterio de Belicena Villca¨
“modelos” –eliminados sistemáticamente o auto eliminados por el miedo– para comparar
nuestra “anormalidad” nos induce a temer una pérdida de la razón. Este temor a poseer dones
o virtudes que nos hagan diferentes a los demás es considerado una “santa prudencia” en un
mundo que glorifica la mediocridad del hombre promedio y des confía del individuo.
De modo que, temeroso de las implicancias que tendría considerar esa experiencia como
un fenómeno real, Yo atribuía la Voz escuchada a una proyección del inconsciente sobre la
conciencia.
Sin embargo el fenómeno se volvió a repetir y no una sino varias veces más con la
consiguiente alarma por mi parte que temía padecer alguna especie de esquizofrenia.
Pero, a poco que desechaba las dudas y meditaba serenamente no podía dejar de
reconocer que este fenómeno distaba de ser peligroso y diría que incluso resultaba simpático.
La razón de tal conclusión estaba en la “seguridad” que sentía ahora de que la Voz oída era
totalmente ajena a mi propio ser. Por supuesto, se podrá argumentar que la “seguridad” que
puede tener un hombre en la percepción de fenómenos pertenecientes a su propia esfera de
conciencia es totalmente subjetiva. Y es cierto pues, en general, la “seguridad” no garantiza de
ningún modo la verdad de su afirmación.
Por ejemplo cuando el cazador se siente “seguro” de acertar a su presa y yerra el tiro o
cuando el estudiante “seguro” de haber dado la respuesta adecuada comprueba que el
Profesor lo ha calificado con un cero se puede decir que ha “fallado” la seguridad. ¿De qué
depende entonces el éxito si cuando estoy “seguro” de obtenerlo puedo fracasar?
Para responder se debe distinguir antes entre “seguridad subjetiva” y “seguridad objetiva”.
La primera está más cerca de la imaginación y la segunda de la realidad. La seguridad
subjetiva se apoya en la fe; la seguridad objetiva se apoya en la realidad. El que cree toma