El Misterio de Belicena Villca El Misterio de Belicena Villca Edición 2017 | Page 402

¨El Misterio de Belicena Villca¨ Su “Pueblo Elegido”, Israel, el cual no es otra cosa que un desdoblamiento psíquico del mismo “Jehová Satanás”. Estas palabras del Führer me sorprendieron vivamente por sus implicaciones metafísicas. ¿Los judíos no constituyen una Raza como las demás, compuesta por individuos ?... era una teoría turbadora la que acababa de oír. – ¿Se sorprende Ud., joven Kurt? –preguntó el Führer, quien sin duda advirtió de inmediato mi turbación. Pero no me dio tiempo a responder y continuó su explicación: Pues aún no ha oído nada: Israel es un “Chakra” de la Tierra, es decir, es una manifestación psíquica colectiva del Demiurgo Jehová y por eso nosotros afirmamos que el judío no existe como individuo; que no es un hombre como el resto de quienes componen el género humano. Pero la manifestación de Jehová en una Raza Elegida, es un suceso más o menos reciente, de pocos miles de años, y la ordenación de La Materia o “Creación” data de millones de años atrás. Por eso, por la “novedad” que representa el nombre “Jehová” comparado con otros nombres del Demiurgo, que empleaban pueblos más antiguos y culturalmente más importantes en la Historia, y por la antigüedad geológica del Universo, es que parece excesivo designar con el nombre “Jehová” a un Dios cósmico. Pero se trata sólo de una apariencia. Aquí hay que imaginar un Demiurgo Primordial al que podemos cómodamente denominar El Uno, tal como hacían los estoicos. Este es quien ordena el caos y se difunde panteísticamente en todo el Universo (es El también el Brahma hindú o el Alá árabe, etc., tomadas estas denominaciones en su acepción religiosa exotérica). Pero el Plan Cósmico, de alguna manera hay que llamar a la idea del Universo material, se asienta en el ensueño del Demiurgo, un estado de quietud que sin embargo dinamiza el Cosmos, como el “Dios motor inmóvil” de Aristóteles en ese Gran Día de Manifestación, que se denomina también, gran manvantara. Pero para que todo “funcione” sin que requiera intervención de El Uno, “quien duerme mientras todo vive en El”, es necesario disponer de un “sistema automático de corrección”. Este es el papel que cumplen las llamadas Jerarquías cósmicas, miríadas de entidades conscientes emanadas por El Uno para que mantengan el impulso dado al Universo y lleven adelante su Plan. El primer paso de la “emanación” son las mónadas, Arquetipos superiores que fundamentan toda la estructura cósmica y hacen las veces de matriz del plan del Uno. Estas entidades conscientes, Ángeles, Devas, Logos solares, Logos galácticos, Almas planetarias, etc., no son seres individuales sino que forman parte del mismo Uno y poseen, pues, mera apariencia de existir debido a los grados de libertad de que están dotados durante el manvantara. Para que algo exista individualmente, por ejemplo un ente, es necesario suponer (o sub-poner) el acto de existir a su ser real, lo que supone también la subsistencia del ente, que impide la comunicación de su esencia substancial con otros entes o su participación metafísica con otros seres, es decir, le pone término formal al ente o le concede su forma natural. El recurso para lograr dicha ilusión de existencia es la extrema mecanicidad de la realidad material fundada en las leyes evolutivas, tanto referidas a fenómenos continuos como discretos, que mantienen el movimiento progresivo de la materia y la energía en la exacta consecución del Plan del Uno. Dichas leyes evolutivas son conservadas por las “entidades conscientes”, ya mencionadas, y dirigidas en el sentido del Plan. Así podemos distinguir por ejemplo, “Logos solares”, es decir, “entidades conscientes” capaces de “crear” un sistema solar siguiendo el Plan del Uno, pero que en realidad son desdoblamientos temporales de El Uno. Lo mismo se puede decir de los Logos galácticos o “Almas planetarias” y hasta de los simples Ángeles o Devas: ninguno de ellos existe como tales, aunque “evolucionen” sujetos a las leyes universales. Lo importante aquí es comprender que todo este espectáculo grandioso que estamos recreando es pura ilusión, una concepción metapsíquica de características colosales ideadas por El Uno para su íntima contemplación. Porque la verdad es que todo lo existente desaparece finalmente, cuando sobreviene el Gran Pralaya, la noche de Brahma, en la que todo se confunde nuevamente en El, luego de una monstruosa fagocitación. Pero dijimos que el Universo se rige por leyes evolutivas. Dichas leyes, que determinan el Universo Material, de acuerdo a una verdadera “arquitectura celeste”, como bien dicen los satánicos masones, ocasionan la existencia de los distintos planos del espacio o Cielos en que 402