El Misterio de Belicena Villca El Misterio de Belicena Villca Edición 2017 | Page 40

¨El Misterio de Belicena Villca¨ cánones culturales en boga. Pero nada de esto importaría porque la misión estaba plasmada en la sangre familiar, en el árbol de la Estirpe, y las ramas descendientes irían tendiendo inevitablemente hacia la pauta, en un esfuerzo inconsciente y sobrehumano por superar la caída espiritual. Desde luego, la pauta específica describía el Arquetipo al que se tendría que comprender en la sangre, con el Símbolo del Origen, para trascenderlo y llegar hasta la Forma Increada. A algunas familias, por ejemplo, se les encomendó la perfección de una piedra, de un vegetal, de un animal, de un símbolo, de un color, de un sonido, de una función orgánica determinada o de un instinto, etc. La perfección de la cosa pautada requería penetrar en su íntima esencia hasta tocar los límites metafísicos, es decir, hasta ajustarse a la forma perfecta del Arquetipo creado: por consiguiente, considerando que el Arquetipo creado es sólo una mera copia de la Forma Increada, sería posible orientarse nuevamente hacia el Origen si se comprendía al Arquetipo con el Símbolo del Origen presente en la Sangre Pura; y allí estaba la Sabiduría. La misión familiar no culminaba, pues, con la simple aprehensión trascendente del Arquetipo creado sino que exigía su re creación espiritual. Partiendo de una cualidad existente en el mundo, se volvería sobre ella una y otra vez, incansablemente, durante eones, hasta penetrar en la íntima esencia y concretar su perfección arquetípica: se re-crearía, entonces, a la cualidad en el Espíritu y se la comprendería con el Símbolo del Origen. Sólo así se daría la condición de la Existencia para el Espíritu, sólo así el Espíritu sería algo existente más allá de lo creado: no percibiendo la ilusión de lo creado sino recreando lo percibido en el Espíritu y comprendiéndolo con lo Increado. Al cumplir de ese modo con la misión familiar, la sangre astral, no la hemoglobina, sería purificada y haría posible una trasmutación que es propia de los Iniciados Hiperbóreos o Guerreros Sabios, la que transforma al hombre en un superhombre inmortal. En el curso de esa vía no evolutiva, los convocados, los llamados a cumplir con la misión familiar, serán capaces de crear “mágicamente” varias cosas. Los Iniciados en el Misterio de la Sangre Pura obtienen, por ejemplo, un vino mágico, soma, haoma o amrita; luego de una destilación milenaria del licor pautado, éste es incorporado a la sangre, recreado, como un néctar trasmutador. También la manipulación del sonido permite arribar a una armonía superior, a una música de las esferas; el Espíritu, vibrando en una nota única, om, recrea la esencia inefable del logos, el Verbo Creador. Y tanto aquel néctar como este sonido, u otras formas arquetípicas semejantes, pueden ser recreadas en el Espíritu y comprendidas por el Símbolo del Origen, comprendidas por lo Increado, abriendo así las puertas al Origen y a la Sabiduría. Su familia, Dr. Siegnagel, fue destinada para producir una miel arquetípica, el zumo exquisito de lo dulce. Desde tiempos remotos, sus antepasados han trabajado todas las formas del azúcar, desde el cultivo hasta la refinación; desde las melazas más groseras hasta las mieles más excelentes. Un día se agotó el manejo empírico y un azúcar metafísico, es decir un Arquetipo, se incorporó a la sangre astral de la familia, dando comienzo a un lento proceso de refinación interior que culmina en Ud. Hoy el azúcar metafísico ha sido ajustado a la perfección arquetípica y el esfuerzo de miles de antepasados se ha condensado en su persona: la dulzura buscada está en su Corazón. A Ud. le toca dar el último paso de la trasmutación, recrear ese azúcar arquetípico en el Espíritu, y comprenderlo con el Símbolo del Origen. Pero no soy Yo quien debe hablarle de esto, pues sus antepasados se harán presentes un día, todos juntos, y le reclamarán el cumplimiento de la misión. Quinto Día Ahora, que ya le comuniqué estos antecedentes imprescindibles, entraré de lleno en la historia de mi familia, Dr. Siegnagel. La misma, según adelanté, desciende directamente de los Atlantes blancos y, desde luego, de los Antiguos Divinos Hiperbóreos. Hace miles de años, los iberos fueron víctima también de esa Fatiga de Guerra que iba causando una amnesia generalizada en los descendientes de los Atlantes blancos. Primero se fue flexibilizando la austeridad de las costumbres y se permitió que los hábitos urbanos de los pueblos del Pacto Cultural se confundiesen con el