El Misterio de Belicena Villca El Misterio de Belicena Villca Edición 2017 | Page 388
¨El Misterio de Belicena Villca¨
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weltanschauung en la que no tendrían lugar las infamias de la conspiración judía mundial y
de la subversión marxista leninista.
La revolución parda traería un Nuevo Orden que sólo admitiría en su Elite dirigente la
jerarquía del Espíritu; serían superiores quienes lo fueran realmente por sí mismos, sin
importar ninguna otra condición. Esta perspectiva estimulaba la sana competencia, insuflaba
nuevas esperanzas y alentaba a todos a compartir la aventura del “despertar alemán”. Y nadie
debía dudar pues el Nuevo Orden estaba garantizado, asegurado en su pureza por la figura
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del Führer .
Sí, al fin Alemania tenía su Führer. Él era el verdadero artífice del Nuevo Orden, el Jefe
que conduciría al pueblo germano a la victoria.
Corría el año 1933, Alemania despertaba, Adolf Hitler era el Führer.
Capítulo VII
Tenía quince años, el Alma cargada de ilusiones y la clara percepción de la volkschwingen
cuando, de la mano de Papá, llegamos al hospedaje de Rudolph Hess en Berchtesgaden.
Se había difundido la noticia de que el Führer estaba en Haus Wachenfeld y la zona se vio
invadida de periodistas y curiosos, por lo que nos fue difícil alojarnos. Finalmente lo hicimos en
la modesta hostería “Kinderland” a unos dos kilómetros de la casa de Rudolph Hess.
Pernoctamos allí y por la mañana bien temprano partimos atléticamente por un sendero
nevado que seguía en sus curvas a la colina cercana. Papá, vestido a la usanza Bávara,
llevaba la estrecha botamanga del pantalón montañés dentro de gruesas medias de lana que
llegaban a la rodilla. Borceguíes, camisa y saco sin cuello completaban el equipo. Yo lucía un
flamante uniforme gris oscuro de la Hitlerjungen, compuesto de pantalón corto, chaqueta con
bolsillos y cuello marinero; cinturón de hebilla con Runa S, correa cruzada sobre el pecho y un
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pequeño puñal al cinto con la inscripción “Blut und Ehre”
grabada en la hoja; corbatín
ceñido con anillo, botines de cordón y zoquetes grises.
La casa donde se hospedaba la familia Hess, era una antigua construcción de madera de
clásico estilo alpino; pequeña pero confortable. Al llamar a la puerta, fuimos atendidos por un
somnoliento oficial de la
que ejercía la custodia durmiendo en el livingroom, junto al hogar
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encendido. Se llamaba Edwin Papp y era
Obersturmführer .
–Herr Hess se encuentra aún acostado, –dijo el oficial de la
– Se alegrará de verlos
pues los espera desde hace varios días. Siéntese en el living, por favor, mientras preparo café.
Media hora después aparecía Rudolph Hess, impecablemente vestido con equipo de
gimnasia: pantalón, rompe vientos y zapatillas azules. Alto, fornido, de rostro cuadrado y cejas
espesas, se destacaban claramente los ojos negros y brillantes que parecían atraer la
atención puesta en él.
Apenas sonriente, se detuvo un momento a mirar a Papá y luego se confundieron en un
abrazo que arrancó en ambos exclamaciones de alegría y espontáneas carcajadas. Hacía
muchos años que Yo no lo veía y, por lo tanto, guardaba de él un recuerdo muy vago, pero me
sorprendió descubrir una timidez que no podía ni imaginar en el poderoso lugarteniente del
Führer.
Se volvió hacia mí y me observó admirado.
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– ¿Dieser mein patekind? –Dijo como para sí–. ¡Cómo pasa el tiempo! ya es todo un
hombre. Un nuevo hombre para un nuevo Reich.
–Dime Kurt –se dirigía esta vez a mí– ¿no deseas quedarte en Alemania? Aquí podrías
estudiar y servir a la patria.
13 Weltanschauung “concepción del mundo”, “ideología”.
14 Führer: jefe, conductor.
15 "Blut und Ehre": Sangre y Honor.
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Obersturmführer: capitán
17 ¿Dieser mein patekind? ¿Este es mi ahijado?
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