El Misterio de Belicena Villca El Misterio de Belicena Villca Edición 2017 | Page 359
¨El Misterio de Belicena Villca¨
Este era el pensamiento del prestigioso Psiquiatra C. G. Jung sobre el tema que me
ocupaba. Con sus conceptos, la aparición de dos fenómenos idénticos (idea común a dos
personas), separadas por el espacio, dependerá de un Arquetipo colectivo (causa) y la
simultaneidad (sincronía) de los aconteceres fenoménicos.
Para interpretar el principio de sincronía, es preciso tener presente un concepto clave de
la Psicología Analítica: el de “Inconsciente colectivo”. Este concepto permite manejar de
manera más real a los Arquetipos, que no son ya seres estáticos como las Ideas de Platón
sino entes dinámicos de poderosa fuerza anímica, soporte y sustentación de los Mitos que
influyen inconscientemente en la conducta del hombre.
El concepto de Inconsciente colectivo ha sido resumido por Jung en la misma obra citada:
“...así como el cuerpo humano muestra una anatomía general por encima y más allá de
todas las diferencias raciales, también la psique posee un sustrato general que
trasciende todas las diferencias de Cultura y Conciencia, al que he designado como lo
Inconsciente Colectivo. Esta psique inconsciente, común a toda la Humanidad, no
consiste meramente en contenidos capaces de llegar a la Conciencia, sino en
disposiciones latentes hacia ciertas reacciones idénticas. El hecho de lo Inconsciente
colectivo es sencillamente la expresión psíquica de la identidad, que trasciende todas
las diferencias raciales, de la estructura del cerebro. Sobre tal base se explica la
analogía, y hasta la identidad, de los temas míticos y de los símbolos, y la posibilidad de
la comprensión humana en general”.
Conviene ahora, a la luz de lo expuesto, extraer una importante conclusión: si bien la
Psicología Analítica permite interpretar los fenómenos sincronísticos, nadie ha afirmado
seriamente jamás que fuese posible ejercer alguna forma de control sobre ellos. Esta
clase de fenómenos, muy vistosos o atractivos para el profano, corresponden a lo más bajo en
una escala de valoración de la experiencia trascendente. Como que se presentan siempre en
relación a personas altamente perturbadas, estén o no en el manicomio.
En general la gente suele creer que la disciplinación de funciones orgánicas o psíquicas
otorga cierto tipo de Poder sobre los mencionados fenómenos. Esta creencia abreva su sed en
dos fuentes: la ignorancia (ingenua) y la desinformación (producto de la Estrategia Sinárquica).
Hay ignorancia en la creencia popular de que los “milagros” que suelen acompañar las
actividades de Santos y Grandes Místicos son realizados merced a un “Poder” que éstos
tendrían o que les habría sido otorgado por una Deidad. En verdad los “Santos” jamás han
dicho tal cosa, manifestando en cambio que los milagros son “hechos por Dios” o admitiendo,
como máxima concesión, el haber sido vehículos de una “Gracia” o de una “Fuerza” superior
que los trascendía.
Naturalmente, existen miembros de la Sinarquía, considerados también “Santos”,
“Místicos”, “Gurúes”, “Maestros”, etc., que han afirmado la búsqueda del Poder como fin de
la práctica de ciertas disciplinas, tales como la “meditación trascendental”, “yogas”,
“oraciones o mantrams”, etc. Pero es posible sospechar de inmediato sobre los verdaderos
fines ocultos que persiguen dichos agentes satánicos. Por el contrario, los Iniciados
Hiperbóreos, quienes son realmente “Santos” –ahora podía distinguirlos bien, luego de leer
la carta de Belicena Villca– siempre han orientado a sus discípulos para que se liberen de los
lazos que su Espíritu Increado mantiene con la Materia Creada.
La desinformación obedece a un fin sinárquico y, quienes son víctimas de ella, creen
ciegamente que existen “Escuelas Esotéricas” donde se imparte una enseñanza “secreta” que
acaba por transformar al neófito –al cabo de unas cuantas lecciones en fascículos– en un
Krishnamurti versión occidental. Pero, lo que la desinformación presenta como Escuelas
Esotéricas, son en realidad “Escuelas Exotéricas”, cuyo fin inconfesado es la captación de
adeptos.
Todas estas Escuelas Exotéricas pretenden poseer el secreto de los Grandes Misterios de
la Antigüedad que ofrecen “revelar” a los incautos, si estos se ajustan a una regla interna que
invariablemente exige como primera prueba la “obediencia ciega” y la “fe” en los Maestros -
Desconocidos de la escuela. La enseñanza que van presentando al candidato a Gurú, no
puede ser más misteriosa ya que su base es el plagio de distintas Tradiciones Antiguas
ensambladas eclécticamente en una supuesta “Doctrina Oculta” (que sólo lo es, por la
imposibilidad de “desocultar” alguna Verdad en ella). Los Grandes Misterios de la Antigüedad
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