El Misterio de Belicena Villca El Misterio de Belicena Villca Edición 2017 | Page 25
¨El Misterio de Belicena Villca¨
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LIBRO SEGUNDO
“La Carta de Belicena Villca”
Dr. Arturo Siegnagel:
Ante todo deseo agradecer cuanto hizo Ud. por mí durante este largo año en que he sido
su paciente. Sé que muchas veces su bondad le ha llevado a sobrepasar los límites de la mera
responsabilidad profesional y me ha dedicado más tiempo y cuidados de los que sin dudas
merecía mi condición de alienada: mucho se lo reconozco, Dr., mas, como comprenderá al leer
esta carta, mi recuperación era prácticamente imposible. De cualquier manera, la Diosa
Pyrena sabrá recompensar justamente sus esfuerzos.
Seguramente, cuando esta carta llegue a sus manos, yo estaré muerta: Ellos no perdonan
y Nosotros no pedimos clemencia. Esta posibilidad no me preocupa, ya que la Muerte es, en
nuestro caso, sólo una ilusión, pero entiendo que para Ud. la ausencia será real y por eso he
decidido escribirle. Soy consciente de que no me creerá por anticipado y es así que me tomé
el atrevimiento de enviarle la presente a su domicilio de Cerrillos. Se preguntará cómo lo hice:
sobornando a una enfermera, quien obtuvo la dirección registrada en el fichero administrativo y
efectuó el despacho de la correspondencia. Le ruego que olvide la falta de disciplina y no
indague la identidad de la enfermera pues, si muero, cosa probable, el miedo le hará cerrar la
boca, y, por otra parte, tenga presente que ella sólo cumplía con mi última voluntad. Ahora iré
al grano, Dr.: deseo solicitarle un favor postrero; más, para ser justa con Ud., antes le pondré
en antecedentes de ciertos hechos. Creo que me ayudará, pues una Voluntad, más poderosa
que nosotros, le ha puesto en mi camino: quizás Ud. también busca una respuesta sin saberlo,
quizás en esta carta esté esa respuesta.
Si esto es así, o si ya se ha hecho Ud. consciente del Gran Engaño, entonces lea con
detenimiento lo que sigue pues allí encontrará algunas claves para orientarse en el Camino de
Regreso al Origen. He escrito pensando en Ud. y fui clara hasta donde pude, pero descuento
que me comprenderá pues lleva visiblemente plasmado el Signo del Origen.
Comenzaré por informarle que soy de los últimos descendientes de un antiguo linaje
portador de un Secreto Mortal, un Secreto que fue guardado por mi familia durante siglos y que
corrió peligro de perderse para siempre cuando se produjo la desaparición de mi hijo, Noyo
Villca. Ahora no importa que los Golen me asesinen pues el objetivo de mi Estrategia está
cumplido: conseguí distraerlos tras mis pasos mientras Noyo llevaba a cabo su misión. En
verdad, él no fue secuestrado sino que viajó hacia la Caverna de Parsifal, en la Provincia de
Córdoba, para transportar hasta allí la Espada Sabia de la Casa de Tharsis. Y yo partí
enseguida, en sentido contrario, con la consigna de cubrir la misión de Noyo desviando sobre
mí la persecución de los Golen. La Sabiduría Hiperbórea me ayudó, aunque nada podría hacer
al final contra el poder de sus diabólicas drogas, una de las cuales me fue suministrada
hábilmente en uno de los viajes que hice a la Provincia de Jujuy. Después de eso vino la
captura por parte del Ejército y la historia que Ud. conoce. Pero todo esto lo entenderá con
más claridad cuando le revele, como mi legado póstumo, el Secreto familiar.
El Secreto, en síntesis, consiste en lo siguiente: la familia mantuvo oculto, mientras
transcurrían catorce generaciones americanas, el Instrumento de un antiguo Misterio, tal vez
del más antiguo Misterio de la Raza Blanca. Tal Instrumento permite a los Iniciados
Hiperbóreos conocer el Origen extraterrestre de Espíritu humano y adquirir la Sabiduría
suficiente como para regresar a ese Origen, abandonando definitivamente el demencial
Universo de la Materia y la Energía, de las Formas Creadas.
¿Cómo llegó a nuestro poder ese Instrumento? En principio le diré que fue traído a
América por mi antepasado Lito de Tharsis, quien desembarcó en Colonia Coro en 1534 y,
pocos años después, fundó la rama tucumana de la Estirpe. Pero esto no responde a la
pregunta. En verdad, para aproximarse a la respuesta directa, habría que remontarse a miles
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