El Misterio de Belicena Villca El Misterio de Belicena Villca Edición 2017 | Page 13

¨El Misterio de Belicena Villca¨ ◊ LIBRO PRIMERO “ El Desaparecido de Tafí del Valle ” Capítulo I
Conocí a Belicena Villca cuando se encontraba internada en el Hospital Neuropsiquiátrico “ Dr . Javier Patrón Isla ” de la Ciudad de Salta , con diagnóstico de demencia senil irreversible . Siendo médico del pabellón “ B ”, de enfermos incurables , he debido prestar atención a la referida enferma durante un largo año en el que apliqué todos los recursos que la Ciencia psiquiátrica y mi extensa experiencia en la profesión me brindaban para intentar , vanamente , su recuperación . Como se verá más adelante , su historia fue escrita por ella misma en tanto permanecía en aquel triste encierro . Dedicó a ese fin todo el tiempo disponible , que era mucho , pues la junta médica la había autorizado a escribir “ dado que tal actividad redundaba en evidentes resultados terapéuticos sobre el ánimo de la paciente ”. Sin embargo , nadie sabía a qué se referían sus escritos y si ellos revelaban alguna coherencia lógica , información que hubiese sido útil poseer para confirmar o corregir el diagnóstico adverso . Dos motivos impedían conocer el contenido de sus manuscritos : el primero , y principal , consistía en que la enferma escribía en quechua santiagueño , una lengua que sólo se habla en su región natal ; en secreto , al parecer , Belicena Villca tradujo los manuscritos al Castellano pocos días antes de morir ; el segundo motivo era el celo homicida que ponía en evitar la lectura de los textos , lo que se tradujo , un día , en un violento incidente con una enfermera que osó posar los ojos sobre una de sus páginas . Mas , como lo que interesaba era mantenerla tranquila , y la escritura contribuía a entretenerla en ese estado , se optó por no contradecir sus maníacos deseos y se le permitió ocultar los manuscritos en un portafolios del cual no se separaba en ningún momento . No obstante , parte de su historia me fue relatada por ella misma mientras duró su convalescencia , ya sea mediante largos monólogos a los que frecuentemente la llevaba el psicoanálisis , en los días en que cierta estabilidad mental permitía esta terapia , o , involuntariamente , cuando el tratamiento de narcosis la sumía en un pesado sopor durante el cual , sin embargo , no disminuía nunca la actividad oral . Naturalmente , no podía darse crédito a sus declaraciones , no sólo por su condición de enferma mental , sino por el tenor de las mismas , que eran increíbles y alucinantes : nunca podría calificarse , con mayor justicia , a su relato como a la historia propia de un loco .
La situación de alienada de Belicena Villca seguramente desalentará a los lectores sobre la veracidad de los sucesos narrados . Es comprensible pues tan sólo un año atrás Yo mismo hubiese hecho todo lo posible por impedir la divulgación de un material que la prudencia , y la ética profesional , aconsejan mantener en los reservados ámbitos de la Historia Clínica y el Legajo Personal .
Pero , he aquí que la súbita muerte de Belicena Villca vino a trastornar este racional punto de vista y me llevó a pensar que la Historia registra el paso de venerables figuras por las celdas de célebres loqueros . Recordé a Nietzche , Ezra Pound , Antonin Artaud , al ajedrecista Morphy , al matemático Cantor , y muchos otros . Razoné que aquellos famosos personajes presentaban cuadros de esquizofrenia aguda , como mi paciente , lo cual significa que la conciencia se halla fragmentada aunque no disuelta , y pueden , eventualmente , producirse estados de lucidez temporal donde la conducta es más o menos normal . Me dije que si Cantor elaboró la genial teoría de los números transfinitos en el manicomio y si Nietzche durante sus diez años de internado podía citar a Homero , Empédocles , y casi cualquier clásico , de memoria , y en griego antiguo , era posible , en una medida infinitamente menor , que el relato de Belicena Villca fuese en parte verdadero . Claro , este silogismo aparentemente inconsistente sorprenderá al lector ; pero es que todo esto lo pensé de prisa , muy de prisa : porque Belicena Villca había sido asesinada .
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