El Misterio de Belicena Villca El Misterio de Belicena Villca Edición 2017 | Page 106
¨El Misterio de Belicena Villca¨
durante siglos la región, con gran disgusto de los Golen que apelarían a todos los recursos
para quebrar su pureza racial. Empero, los occitanos se mezclarían luego con pueblos más
afines, de modo semejante a los tartesios, especialmente con los griegos, los romanos, y los
godos. En un remoto pasado, los Atlantes blancos les habían comunicado la misma Sabiduría
que a sus hermanos de la península ibérica, para después incluirlos en el Pacto de Sangre.
Poseyeron, pues, su propia Piedra de Venus y la perdieron a manos de los Golen cuando
estos Sacerdotes del Pacto Cultural favorecieron las invasiones de los volscos tectósagos y
arecómicos, los bebrices, velavos, gábalos y helvios, además de instalarse en la costa
mediterránea con los fenicios en sus colonias de Agde, Narbona y Port Vendrés, que en
principio se llamó “puerto de Astarté”.
Ahora bien, aparte de lo que ya recordé sobre la Sabiduría de los iberos del Pacto de
Sangre, hay que agregar aquí una leyenda particular que estaba bastante difundida entre los
pirenaicos. Según la misma, los Atlantes blancos habían depositado en una caverna de la
región otra Piedra de Venus, a la que denominaban el Gral de Kristos Lúcifer. Aquella
Piedra, que trajera el Enviado del Dios Incognoscible, no ya para que reflejara el Signo del
Origen a unos pocos Iniciados, sino para vincular carismáticamente y liberar espiritualmente a
toda una comunidad racial, sólo sería hallada en momentos claves de la Historia. Creían que
el motivo era el siguiente: el Gral constituía una tabula regia imperialis, vale decir, el Gral
informaba con exactitud quién era el Rey de la Sangre Pura, a quién correspondía gobernar al
pueblo por la Virtud de su espiritualidad y su pureza racial; pero el Gral tenía el Poder de
revelar el liderazgo comunicándolo carismáticamente en la Sangre Pura de la Raza: no era
necesaria la Presencia Física de la Piedra de Venus para escuchar su mensaje; empero, si la
comunidad racial olvidaba el Pacto de Sangre, si caía bajo la influencia soporífera del Pacto
Cultural, o si degradaba su Sangre Pura, entonces perdería la vinculación carismática, se
desconcertaría, y erraría al elegir sus líderes raciales: sobrevendrían malos Reyes, débiles o
tiranos, quizá Sacerdotes del Pacto Cultural, que en todo caso, guiarían al pueblo hacia su
destrucción racial; no obstante, aún cuando el pueblo estuviese dominado por el Pacto
Cultural, la herencia Hiperbórea de la Sangre Pura no podría ser fácilmente eclipsada y, en
indeterminados momentos de la Historia, ocurriría una coincidencia culturalmente
acausal que pondría a todos los miembros de la Raza en contacto carismático con el Gral:
entonces todos sabrían, sin duda alguna, quién sería el líder de la Raza.
Se trataba de una doble acción del Gral: por una parte, revelaba al pueblo quién era el
verdadero Líder de la Sangre Pura, sin que influyese para ello su situación social; vale decir:
fuese Noble o plebeyo, rico o pobre, si el Líder existía, todos sabrían quién era, todos lo
reconocerían simultáneamente. Y por otra parte, apuntalaba al Líder en su misión conductora,
conectándolo carismáticamente con los miembros de la Raza en virtud del origen común: en el
Origen, toda la Raza de los Espíritus Hiperbóreos estaría unida, pues el Gral, justamente,
sería un reflejo del Origen. Por la Gracia del Gral, el Líder racial aparecería ante el pueblo
dotado de un carisma evidente, innegable e irresistible; exhibiría claramente el Poder del
Espíritu Increado y daría pruebas de su autoridad racial; y ello no podría ser de otro modo
puesto que, por el Origen, volvería a estar a las órdenes del Gran Jefe de La Raza del
Espíritu, el Señor del Honor Absoluto y de la Belleza Increada: Kristos Lúcifer o Lucibel.
El devenir de la Historia, el avance inexorable de los pueblos culturalmente dominados por
la Estrategia de la Fraternidad Blanca en dirección a las Tinieblas del Kaly Yuga, causaría la
manifestación cada vez más fuerte de las Potencias de la Materia. Por lo tanto, los Líderes
raciales que eventualmente surgiesen del pueblo, deberían demostrar un Poder espiritual cada
vez mayor para enfrentarse a tales fuerzas demoníacas. La consecuencia de esto sería que el
enfrentamiento, entre la espiritualidad emergente de la pureza racial y la degradación de la
Cultura materialista, se iría tornando más y más intenso hasta llegar, naturalmente, a una
Batalla Final donde el conflicto se dirimiría definitivamente: ello coinci