EL LLANO EN LLAMAS el-llano-en-llamas-de-juan-rulfo | Page 37

"Le quité al muerto este tantito. A ver si me ajusta. Tengo ahi una partida pa los repatriados. Te daré lo del pasaje; pero si te vuelvo a devisar por aqui te dejo a que revientes. No me gusta ver una cara dos veces. í Ándale, vete! "—Yo me vine y aquí estoy, padre, pa contárselo a usté." —Eso te ganaste por creido y por tarugo. Y ya verás cuando te asomes por tu casa; ya verás la ganancia que sacaste con irte. —¿Pasó algo malo? ¿Se me murió algún chamaco? —Se te fue la Tránsito con un arriero. Dizque era rebuena, ¿verdá? Tus muchachos están acá atrás dormidos. Y tú vete buscando onde pasar la noche, porque tu casa la vendí pa pagarme lo de los gastos. Y todavía me sales debiendo treinta pesos del valor de las escrituras. ——Está bien, padre, no me le voy a poner renegado. Quizá mañana encuentre por aquí algún trabajito pa pagarle todo lo que le debo. ¿Por qué rumbo dice usté que arrendó el arriero con la Tránsito? —Pos por ahi. No me fijé. —Entonces orita vengo, voy por ella. —¿Y por ónde vas? —Pos por ahi, padre, por onde usté dice que se fue . ES QUE SOMOS MUY POBRES AQUI todo va de mal en peor. La semana pasada se murió mi tía Jacinta, y el sábado, cuando ya la habíamos enterrado y comenzaba a bajársenos la tristeza, comenzó a llover como nunca. A mi papá eso le dio coraje, porque toda la cosecha de cebada estaba asoleándose en el solar. Y el aguacero llegó de repente, en grandes olas de agua, sin darnos tiempo ni siquiera a esconder aunque fuera un manojo; lo único que pudimos hacer, todos los de mi casa, fue estarnos arrimados debajo del tejaván, viendo cómo el agua fría que caía del cielo quemaba aquella cebada amarilla tan recién cortada. Y apenas ayer, cuando mi hermana Tacha acababa de cumplir doce años, supimos que la vaca que mi papá le regaló para el día de su santo se la había llevado el río 37