EL LLANO EN LLAMAS el-llano-en-llamas-de-juan-rulfo | Page 15

Y ahora seguía junto a ellos, aguantándose las ganas de decirles que lo soltaran. No les veía la cara; sólo veía los bultos que se repegaban o se separaban de él. De manera que cuando se puso a hablar, no supo si lo habían oído. Dijo: —Yo nunca le he hecho daño a nadie— eso dijo. Pero nada cambió. Ninguno de los bultos pareció darse cuenta. Las caras no se volvieron a verlo. Siguieron igual, como si hubieran venido dormidos. Entonces pensó que no tenía nada más que decir, que tendría que buscar la esperanza en algún otro lado. Dejó caer otra vez los brazos y entró en las primeras casas del pueblo en medio de aquellos cuatro hombres oscurecidos por el color negro de la noche. —Mi coronel aquí está el hombre. Se habían detenido delante del boquete de la puerta.Él, con el sombrero en la mano, por respeto, esperando ver salir a alguien. Pero sólo salió la voz: —¿Cuál hombre? —preguntaron. —El de Palo de Venado, mi coronel. El que usted nos mandó a traer. —Pregúntale que si ha vivido alguna vez en Alima —volvió a decir la voz de allá adentro. —¡Ey, tú ¿Que si has habitado en Alima? —repitió la pregunta el sargento que estaba frente a él. —Sí. Dile al coronel que de allá mismo soy. Y que allí he vivido hasta hace poco. —Pregúntale que si conoció a Guadalupe Terreros. —Que dizque si conociste a Guadalupe Terreros. —¿A don Lupe? Sí. Dile que sí lo conocí. Ya murió. Entonces la voz de allá adentro cambió de tono: —Ya sé que murió —dijo— Y siguió hablando como si platicara con alguien allá , al otro lado de la pared de carrizos: —Guadalupe Terreros era mi padre. Cuando crecí y lo busqué me dijeron que estaba muerto. Es algo difícil crecer sabiendo que la cosa de donde podemos agarrarnos para enrraizar está muerta. Con nosotros esos pasó. "Luego supe que lo habían matado a machetazos, clavándole después una pica de buey en el estómago. Me contaron que duró más 15