El libro de la verdad y de la vida El libro de la verdad y de la vida | Page 50

E L LIBRO DE LA VERDAD Y DE LA VIDA nos en el uso de su libertad individual puedan elegir. Sin embargo, no se debe confundir que hay una gran diferen- cia entre respetar las actitudes u opiniones de otras perso- nas y hacer actos de condescendencia o complicidad con ellas, puesto que una cosa es que se respete aquello que los demás hagan en su libre albedrío con su cuerpo o con su vida y otra muy distinta es que lo que hagan sea correcto, por ello muchas personas, no sabiendo distinguir estas dos cuestiones, han pasado del respeto a una conducta equivo- cada, a la condescendencia, considerando que es lo mismo. Como consecuencia de ello ha surgido la corriente so- cial por la que se ha pasado de un rechazo absoluto de estos comportamientos a una condescendencia casi total, siendo casi una obligación en la actualidad ser homosexual, o por lo menos justificar todas sus pretensiones. Una muestra de ello es el tema de las adopciones. Los homosexuales pre- tenden que se les considere como parejas normales y, por lo tanto, optar a la adopción, pero es necesario tener en cuenta que, a la hora de entregar un niño a una pareja, el Estado tiene el deber de asegurarse de que esa pareja sea lo más se- mejante posible a los padres que el niño ha perdido para que así pueda tener la aportación de ambos sexos en su edu- cación y ser la mejor posible. No es lo mismo lo que los homosexuales, lesbianas y transexuales consideran bueno para ellos que lo que realmente es bueno para los niños, puesto que la mejor forma de familia que se les pueda dar siempre será la más semejante a la que la naturaleza les ofrece, es decir, unos padres de ambos sexos, como la pareja que les trajo a este mundo. Lo correcto sería que el Estado y los ciudadanos respe- ten a estos colectivos sociales, pero no por ello condescien- 50