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E L LIBRO DE LA VERDAD Y DE LA VIDA
actuando de una forma asociada, multipliquen los benefi-
cios para ambos.
Lo que resulta razonable es la afirmación de que tanto
hombres como mujeres tienen que tener reconocido el
mismo derecho a realizarse como personas, a ser felices y a
sentirse libres.
Otra afirmación falsa del feminismo es decir que en la
antigüedad las mujeres se dedicaban a las tareas del hogar
porque eran esclavas de los hombres. Se olvidan con facili-
dad de que, en aquellos tiempos, las expectativas de vida
eran más cortas que ahora y las parejas solían tener nume-
rosos hijos durante toda su vida fértil, por lo que la dedi-
cación de la mujer al hogar no era algo impuesto, sino una
necesidad inevitable, y es una frivolidad criticar al hombre
de aquellos tiempos, ya que tenía una vida tan difícil, como
la de las mujeres.
Es razonable pensar que las mujeres tienen que tener re-
conocido el mismo derecho que los hombres a ser felices,
pero eso no significa que, para conseguirlo, tengan forzo-
samente que dedicarse a las mismas funciones que ellos. La
naturaleza, en su gran inteligencia, decidió dividir el ser
humano en dos sexos y especializar cada uno de ellos en ta-
reas distintas y para ello dio a cada sexo una forma bioló-
gica distinta y una personalidad diferente. Esto no significa
que un sexo sea inferior al otro, sino que tienen funciones
distintas.
Otro problema que ocasiona el feminismo es el del
orden de mando. Es decir, todo grupo social organizado
necesita tener un orden de mando claro que determine una
persona que ejerza estas funciones. Ante la decisión de qué
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