EL LIBRO DE ENOC
estrellas, de las luminarias, por donde nacen en presencia de los santos.
(Dn 12:1)
Él trasladó mi espíritu dentro del cielo de los cielos y vi que allí había una
edificación de cristal y entre esos cristales, lenguas de fuego vivo. (Ac
2:34)
Mi espíritu vio un círculo que rodeaba de fuego esta edificación y en sus
esquinas había fuentes de fuego vivo.
Alrededor de ella había Serafines, Querubines y Ofanines, estos son los
que no duermen y vigilan el trono de su gloria.
Vi innumerables ángeles, miles y miles, miríadas y miríadas rodeando
esa edificación y a Miguel, Rafael, Gabriel y Sariel y a una multitud de
santos incontable. Con ellos estaba la cabeza de los Días, su cabeza era
blanca y pura como la lana y sus vestidos eran indescriptibles.
Caí sobre mi rostro, todo mi cuerpo desmayó, mi espíritu fue trasfigurado,
grité con voz fuerte, con espíritu de poder y bendije, alabé y exalté. Estas
bendiciones que salieron de mi boca fuero consideradas agradables ante
esta Cabeza de los Días.
Y esta Cabeza de los Días vino con Miguel, Gabriel, Rafael y Sariel y una
multitud innumerable de ángeles.
Vino a mí, me saludó con su voz y me dijo: «Éste es el Hijo del Hombre
que ha sido engendrado por la justicia, la justicia reside sobre él y la
Cabeza de los Días no le abandonará». (Dn 7:13; Za 6:12)
Me dijo: «Él proclamará sobre ti la paz, en nombre del mundo por venir,
porque desde allí ha provenido la paz desde la creación del mundo y así
la paz estará sobre ti para siempre y por toda la eternidad. (Is 9:5)
Todo andará por su camino y mientras, la justicia no lo abandonará
jamás, con Él vivirá, con Él su herencia y de Él no será separada nunca
ni por toda la eternidad. (Is 11:1; 53:2; 60:21)
73