EL LIBRO DE ENOC El libro de Enoc web | Page 72

EL LIBRO DE ENOC Él se sentó sobre el trono de su gloria y la suma del juicio le ha sido dada al Hijo del Hombre y Él ha hecho que los pecadores sean expulsados y destruidos de la faz de la tierra; y los que han descarriado al mundo serán atados con cadenas y en el lugar donde habían sido reunidos para la destrucción serán encarcelados y todas sus obras desaparecerán de la faz de la tierra. (Ap 20:1-3) A partir de entonces nada se corromperá, porque este Hijo del Hombre ha aparecido y se ha sentado en el trono de su gloria, toda maldad se alejará de su presencia y la palabra de este Hijo del Hombre saldrá y se fortalecerá ante el Señor de los espíritus. Ésta es la tercera parábola de Enoc. Capítulo 70 Y sucedió después esto: que su nombre fue elevado en vida, arriba hacia este Hijo del Hombre y hacia el Señor de los espíritus, lejos de los que viven en la tierra; y fue elevado sobre el carro del espíritu y el nombre desapareció de entre ellos. (Gn 5:24; Si 44:16; Sb 4:10-11; Hb 11:5) Desde ese día no fui contado más entre ellos y Él me hizo sentar entre dos regiones, entre el norte y el occidente, allí donde los ángeles habían tomado cuerdas para medir para mí el lugar para los elegidos y los justos. Allí vi a los primeros padres y a los justos que desde el comienzo habitan en ese lugar. Capítulo 71 Y ocurrió entonces que mi espíritu fue trasladado y ascendió a los cielos y vi a los hijos de Dios. Ellos caminaban sobre llamas de fuego, sus ropas eran blancas y su cara resplandecía como el cristal. Vi dos ríos de fuego, la luz de este fuego brillaba como el jacinto y caí sobre mi rostro ante el Señor de los espíritus. El ángel Miguel me tomó de la mano derecha, me levantó y me condujo dentro de toso los misterios y me reveló los secretos de los justos; me reveló los secretos de los límites del cielo y todos los depósitos de las 72