EL LIBRO DE ENOC
Y las santidades de los santos que estaban cerca de Él no se alejaban
durante la noche ni se separaban de Él.
Yo hasta este momento estaba postrado sobre mi rostro, temblando y el
Señor por su propia boca me llamó y me dijo: «Ven aquí Enoc y escucha
mi Palabra».
Y vino a mí uno de los santos, me despertó, me hizo levantar y acercarme
a la puerta e incliné hacia abajo mi cabeza.
Capítulo 15
Y él me correspondió y me habló y yo oí su voz: “No temas Enoc, hombre
de justo, escriba de justicia; acércate y escucha mi voz.
“Ve y dile a los Vigilantes del cielo que te han enviado a suplicar por ellos:
“A vosotros corresponde interceder por los humanos y no a los humanos
por vosotros”.
“¿Por qué habéis abandonando el cielo alto, santo y eterno, os habéis
acostado con mujeres y profanado a vosotros mismos con las hijas de los
hombres y tomado esposas como los hijos de la tierra y habéis
engendrado hijos gigantes?”.
“Vosotros que fuisteis santos espirituales viviendo una vida eterna os
habéis manchado con la sangre de las mujeres y habéis engendrado con
la sangre de la carne y como los hijos del hombre habéis deseado
después carne y sangre como aquellos que mueren y perecen”.
“Por eso yo les he dado a ellos mujeres para que las fecunden y
engendren hijos por ellas y para que así no falten ellos sobre la tierra.
“En cuanto a vosotros, fuisteis primero espirituales, viviendo una vida
eterna, inmortal por todas las generaciones del mundo; por ello no se os
han atribuido mujeres, pues la morada de los espíritus del cielo es el
cielo”.
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